GETAFE/Grada azulona (02/02/2018) – Todo aficionado azulón o pepinero sabe de la rivalidad histórica entre Getafe y Leganés. Una enemistad que nació en los campos de tierra en categorías regionales y que se acentuó a finales de la década de los ochenta, cuando los dos conjuntos, clubs de barrios obreros, disputaron sus primeros enfrentamientos en Segunda B. Poco queda ya de aquellas tensiones vividas en Las Margaritas o el Rodríguez de Miguel.
La sequía de derbis durante catorce años y la consagración del profesionalismo en el panorama futbolístico han sido factores clave en esta transformación, aunque no los únicos. La llegada del fair play al mundo del deporte también ha tenido gran parte de ‘culpa’. Tanto el Getafe como el Leganés se han puesto manos a la obra para olvidar viejas tiranteces y que reine la deportividad entre ambas aficiones. Ya para el partido de la primera vuelta en Butarque se lanzó una campaña bajo el eslogan “Máxima rivalidad, máximo respeto. Vive un #DerbiHistórico”. Y, en esta ocasión, ha sido la Federación de Peñas del Getafe la que ha querido aprovechar el encuentro del próximo domingo (12:00 h en el Coliseum Alfonso Pérez) para celebrar el III Acto Juego Limpio.
En el evento no faltó representación tanto de un lado como de otro, ya que Ángel Torres y Victoria Pavón, presidentes del Getafe CF y del CD Leganés respectivamente, no quisieron perderse la cita. El máximo mandatario azulón felicitó a sus vecinos por el pase a semifinales de la Copa del Rey y espera que el domingo haya “buen comportamiento” entre las aficiones, puesto que a ambas ciudades solo las separa “una calle”. La presidenta del Leganés, por su parte, reconoció que la eliminatoria en el torneo del KO no les ha dejado mucho tiempo para “mentalizarse del derbi” y, al igual que su compañero, prefirió no adelantar un resultado, “con puntuar me vale”.
Al coloquio también acudieron los alcaldes de ambas localidades, Sara Hernández (Getafe) y Santiago Llorente (Leganés), quienes, entre aplausos y algún que otro abucheo benevolente por parte de los asistentes, apelaron a la “rivalidad sana” y trataron de transmitir el mismo mensaje: el respeto. Sara Hernández confesó que donde vivió primero fue en Leganés, “hasta los ocho años”, mientras que Santiago Llorente alabó las gestas logradas por el Getafe, al que considera “un ejemplo y un modelo de éxito”.
La ceremonia, moderada por el periodista José Luis Corrochano y bajo la atenta mirada de jóvenes jugadores de clubs locales, ya prometía desde el inicio. La proyección de un vídeo recopilatorio de los mejores momentos tanto del Getafe como del Leganés desató la euforia en el patio de butacas. Un júbilo que parecía calmarse por minutos hasta que salió a escena Sergio Pachón, futbolista que vistió las dos camisetas y que sabe lo que es vivir el ‘derbi del sur’ desde ambos lados. “Mi primer contrato profesional fue con el Leganés en 1998 y luego subí con el Getafe a Primera División”, declaró el héroe del primer ascenso azulón a la máxima categoría del fútbol español. Por la parte pepinera, Óscar Fernández, el jugador que más veces ha lucido la elástica del Leganés, recordó con nostalgia que, cuando él jugaba, los derbis eran “cañeros, muy serios” y que estaban “marcados en rojo en el calendario. Eran los mejores partidos del año”.
El colofón del acto llegó cuando los jugadores Juan Cala (Getafe) y Martín Mantovani (Leganés) tomaron la palabra. El argentino se mostró comedido en sus declaraciones y aseguró que el derbi se decidirá “por detalles”. En cambio, el sevillano compareció de lo más distendido y manifestó ser “muy supersticioso” y que, desde que encarrilaron “una buena racha”, es Jorge Molina el último en salir por el túnel de vestuarios en lugar de él. Además, lejos de apaciguar más las aguas, el defensa protagonizó la anécdota de la jornada al llevarle la contraria a su presidente, “a los eternos rivales no se les desea lo mejor. El Geta tiene más historia que el Lega”. Comentario que dejó entrever que, a pesar de no conservar aquella rivalidad de antaño, dentro del campo siempre habrá “pique”. Eso sí, siempre sano.