GETAFE/Palabra de concejal (19/02/2018) – Ya guardado en su caja el disfraz y con la cara limpia del maquillaje de carnaval, nos toca ver qué citas importantes tenemos en el calendario. En algunos establecimientos tenemos ya las torrijas anunciándonos la pronta llegada de la Semana Santa.
Pero antes, tenemos una cita que este año tiene una relevancia especial, el 8 de marzo. Este año, el Día Internacional de la Mujer viene acompañado de una fuerte movilización con la convocatoria de una huelga feminista.
Si ustedes siguen estos artículos de opinión, sabrán ya la gran cantidad de dudas que me asaltan antes de elegir el tema con el que rellenar el folio en blanco. No me ocurre cuando llegan estas fechas, lo tengo claro, cualquier aportación que se haga eco de las reivindicaciones del 8 de marzo es necesaria.
En este 2018, vamos a dar un gran paso adelante pues será la primera vez en la historia de este país que se organice una huelga legal para reclamar una igualad real de oportunidades de derechos entre hombres y mujeres.
Si entendemos el feminismo como la base de la reivindicación de igualdad oportunidades, estaremos de acuerdo en que esta movilización nos incluye a todas las personas.
En el ámbito del trabajo, nadie debe tener dudas de a quién implica, está claro que no es una huelga de mujeres, es una huelga de todos, hombres y mujeres. Personas comprometidas en acabar con las desigualdades que el ámbito laboral tienen como exponentes más visibles la brecha salarial, el techo de cristal y el llamado “suelo pegajoso”.
Dicho así, de forma tan resumida, pudiera parecer que no es grande la tarea que tenemos por delante, pero les invito a ustedes a ponerse unas gafas violetas y mirar con ellas la realidad que nos rodea.
Pongámonoslas y miremos detenidamente, tal vez así nos sea más fácil ver la desigualdad social, la minusvaloración de algunas profesiones feminizadas; ese “suelo pegajoso” que hace que las mujeres se perpetúen en trabajos de menor categoría y peor pagados; la prácticamente nula corresponsabilidad en el ámbito familiar, las violencias machistas, la falta de perspectiva de género en nuestro sistema judicial, la invisibilidad de las mujeres en el mundo deportivo, científico, literario, cultural, prácticamente apartadas de las élites académicas y desaparecidas de los currículum de los libros de textos.
Desde los movimientos feministas nos insiste que no es huelga solo laboral, que es una huelga de consumo y de cuidados.
Si han hecho ustedes caso de mi invitación, si se han parado ustedes a mirar un momento con esas gafas violetas, habrán comprobado que nos sobran motivos para apoyar esta huelga.
Una de las mayores fuerzas que mueven al mundo en nuestra época es la revolución de la igualdad.
Barbara Ward
El 8-M yo paro. El 8-M seré una más.