GETAFE/Akelarre (29/12/2017) – Último Akelarre del 2017. Me hubiese gustado hacer algo jocoso y con el ánimo que crea el hecho de comenzar un año nuevo, pero he tenido que re-escribirlo, las últimas noticias me vuelven a llenar de rabia.
Desde la publicación del anterior Akelarre tres hombres han matado a tres mujeres más, el número total de feminicidios este año es desolador. Quedan dos días y medio para terminar este 2017 y no tenemos la seguridad de que en cualquier momento vuelva a saltar la noticia de otro asesinato.
Pese a esto, muchos siguen negando el terrorismo machista que sufrimos las mujeres, acosadas, violadas, asesinadas. Leyendo en una acalorada conversación en Facebook entre un compañero concienciado y un negacionista de la violencia machista me llamó la atención un comentario del compañero que decía: «Cada día me cuesta más, porque es muy obvio, y ya empiezo a pensar que no querer verlo es adrede». Es tan obvio, tan claro, ¿qué pasa para que algunos sigan negándolo? ¿Qué pasa para que Felipe seis tenga siete temas más importantes que tratar antes de hablar de violencia de género?
Por cierto, hablando de Felipe seis, ¿alguien me puede decir cómo se puede tener el cuajo de decir: «Frente al terrorismo hemos conseguido hacer prevalecer la vida, la dignidad y la libertad de las personas con la fuerza de nuestras convicciones democráticas”. Perdona que discrepe Señor Preparao. ¿Qué vida ha prevalecido? Porque no ha sido la de ninguna de las 97 víctimas de feminicidios del 2017. ¿Qué dignidad? Porque poco se ha pensado en los juicios públicos que se hacen desde instituciones o medios de comunicación hacia víctimas que deciden denunciar. ¿Qué libertad? ¿De qué personas? ¿La de las mujeres que salen por las calles y son acosadas? Esa parece que no.
Quizás es que Felipe seis y yo no tengamos los mismos conceptos de personas, de vida, de dignidad o de libertad. Eso sí, en el gran discurso del 24 de diciembre hace mención a «una lacra inadmisible que nos hiere en nuestros sentimientos más profundos y nos avergüenza e indigna. Mantengamos la firmeza y el apoyo político para ayudar y defender a las víctimas y concienciemos a toda la sociedad contra esa violencia, criminal y cobarde, que degrada nuestra convivencia”. ¿En serio? ¿Cómo se puede afirmar lo que comentamos en el anterior párrafo y ahora viene a hablar de víctimas pero no de asesinatos? Vuelvo a repetir, 97 asesinatos este año y el Preparao viene a hablar que “hiere nuestros sentimientos”. Ajam, todo correcto.
A lo mejor no debería sorprenderme este tipo de cuestiones, total, el señor que dio el discurso no deja de estar ahí sentado por ser hombre. La monarquía esa institución tan moderna y ejemplar. Quizás me pase lo que al compañero de Facebook, que me cuesta creer todavía que alguien no quiera ver datos objetivos y no le de la importancia que tiene que nos quiten nuestras vidas, a nuestros hijos e hijas sus madres. Quizás yo, una republicana confesa y en lo que me dejan practicante no debería pedir decencia al Borbón.
Terminamos 2017, un año en el que hemos tenido alegrías y penas, por un lado la potente concienciación, organización y movilización de las mujeres que han seguido con la lucha que llevaron otras antes; por otro lado, la pena de ver que nos queda tanto por hacer, tantos muros que derribar.
Para finalizar este último Akelarre del 17, quiero dar las gracias a todas las personas que formáis parte de esta sección, unas de forma directa y otras indirecta. Quienes me avisáis de que mañana es viernes y toca artículo, quienes lo leéis antes y me ayudáis a desatascar cuando no sé por dónde continuar, quienes lo compartís con vuestras compañeras de trabajo, amigas, parejas, quienes me dejáis escribir sobre todo lo que aprendo con vosotras, vuestras vidas y nuestras conversaciones. Sois tantas… También dar gracias a Raquel, directora de este medio, que en febrero de 2017 cometió la imprudencia de proponerme realizar esta sección que se ha hecho un hueco en mí, una experiencia que me ha servido para perder el miedo a firmar con mi nombre y apellido, a perder el miedo al folio en blanco.
Nos vemos en 2018, un año que vendrá marcado por la huelga feminista del próximo 8 de marzo. ¡Cojan fuerzas!
Recuerden: “Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar.”
Os deseo un año nuevo lleno de sororidad, abrazos y fuerza.
Opinión
29 diciembre, 2017 at 14:17
Todos, todos,hombres mujeres políticos, todos los partidos incluso el rey, todos quieren acabar con la terrible lacra de la violencia, y harían cualquier cosa. El problema, y es un problema muy grave,y que al final acaba produciendo el efecto contrario, es que no todo vale. El problema es que no se mira, o no se quiere mirar más allá de nuestra nariz, y todo se achaca como única causa al machismo y el heteropatriarcado, y los políticos acaban convirtiendose en esclavos de lo «políticamente correcto», y con ellos los derechos humanos.También son esclavos de intereses electorales, de ideologías de género, de cobardías, o de todo ello junto, y acaban masacrando a su propio pueblo. Para empezar jamás tendría que haber nacido una ley, aquel 28 de diciembre del 2004, día de los Santos Inocentes, una ley de autor, que no persigue por el delito cometido, sino por el género de quien lo cómete. Una ley que persigue al varón heterosexual, de forma genérica, rompiendo su presunción de inocencia, transformándola en presunción de culpabilidad, y los derechos fundamentales inherentes a cualquier persona indistintamente de su sexo, raza o el color de su piel. El señor Zapatero y sus ministras feministas, rompen el principio de igualdad ante la ley de todos los españoles, pasan el control constitucional llamandola engañosamente Ley de Violencia de Género que incluye a los dos géneros, masculino y femenino para después pasar solo a proteger el femenino, y atacar cruelmente al masculino, creando tribunales específicos para ello y «especializados», en los que la palabra de la mujer acaba adquiriendo presunción de veracidad y a veces admitida como única prueba, y el hombre lo contrario, culpabilidad por razón de género. Todo este tiempo se han formado ministerios de igualdad, comisiones de igualdad, casas de la mujer para la igualdad, y la palabra igualdad se ha repetido muchos millones de veces.¿Cómo podemos pretender construir igualdad con esta tremenda discriminación en la ley por razón del género de las personas.Esto no es licito y deslegitima cualquier ley. Perseguir por el género la raza o el color de su piel a las personas es una auténtica barbaridad. Se debe perseguir solamente por el delito cometido indistintamente si los negros o los blancos cometen más delitos de violencia, esto es una obviedad. Esto lo debería poder ver cualquier persona, especialmente el maltrato psicológico, lo puede ejercer tanto un hombre como una mujer, incluso el físico. Una ley justa intergenero, debe proteger a todas las personas mujeres ,hombres ,blancos y negros. y una ley justa debe comenzar llamándose ley de violencia intergenero. La ley, que empezó llamándose de violencia de género, paso después a llamarse violencia machista, y por último el nombre de terrorismo machista, para consolidar la idea de que el hombre solamente es el malo y el maltratador, y la mujer solamente la buena y la víctima, y que nadie pueda ni tan siquiera reflexionar de la injusticia que supone esta ley excluyente. Una ley cómo está que tras 13 años no ha conseguido solucionar el problema de la violencia, sino que ha arrastrado a muchísimos inocentes, no con denuncias falsas, sino más bien con la forma de obtenerlas a base de «especializaciones de género» no es normal se le dé una vuelta de tuerca terrible en el Pacto de Estado contra el varón y sin más reflexión.Está claro que el género no condiciona la maldad o la bondad de las personas, y que este tipo de leyes guardarían cierta similitud a las que utilizo el partido nazi contra los judíos y que precedieron a la solución final, y fue el mayor ejemplo de la locura colectiva, y el enorme peligro de las ideologías contra la vida. También alguien debería decir que en 2017 se han cometido 9 asesinatos de varones y otros tantos niños por mujeres, y también deberían tener el derecho de ser considerados personas, ser nombrados, salir en las estadísticas y que los políticos hubiesen condenados su asesinato, incluso deberían tener derecho a algún tipo de ayuda, no solo marginación, criminalización y silencio. Condenar todos y cada uno de los casos de violencia, una y un millón de veces, considerarlos como la mayor lacra y denigración del ser humano, pedir cordura y reflexión a nuestros políticos en los momentos difíciles que es cuando es más necesario, evitando la locura y la palabra fácil, y dar las gracias a mi país libre y democrático por poder expresar mi opinión, sin ser perseguido por ello.