GETAFE/La voz de la experiencia (21/12/2017) – Estas fechas navideñas son propicias para el recuerdo, los encuentros y para todo tipo de emociones, todas ellas vividas de manera muy diferente por cada uno de nosotros, dependiendo fundamentalmente de su edad, salud, economía y sobre toda de su capacidad de empatizar con sus semejantes.
Para un niño, en la mayoría de los casos, son fechas de emociones desbordantes de luz, sonido, regalos y besos, muchos besos y abrazos.
Para un mayor, en estas fechas y en estos tiempos, se le agolpan con facilidad, toda suerte de emociones porque la música, los villancicos, la lotería, los encuentros o reuniones con colegas, amigos o familiares, te hacen rememorar tiempos pasados, tendiendo a comparar que hoy te faltan proyectos, metas o ilusiones, lo que en algunos casos, pueden desembocar en rabia, no solo por aquello de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, también porque tus capacidades se reducen sensiblemente, sobre todo al constatar cómo se están reduciendo y en algunos casos eliminando, muchas de las cuestiones fundamentales, conseguidas para el bienestar de las personas, que tantos años de esfuerzos, ilusiones y lucha individual y colectiva, costó a los abuelos de hoy.
Las razones para entender nuestro comportamiento ante la situación actual, son muchas y muy variadas: la evolución, los ciclos, la burbuja, la crisis etc. Yo apuntaré otros menores, aunque no menos importantes.
Todos coincidimos en que hoy tenemos a la generación de jóvenes mejor preparada de todos los tiempos, sin embargo, a la mayoría, pareciera que ‘les falta corazón’ para según qué cosas, y sin quitarle importancia al seguimiento y pasión que la presta al fútbol o a las fiestas, son minorías los que pelean y defienden el trabajo, la salud, la educación o luchan contra las leyes que degradan o limitan cuestiones fundamentales para el desarrollo del ser humano y sus derechos. Permitiendo pasar de un estado de bienestar, a otro de precariedad, donde infinidad de familias, ni trabajando pueden comer o vivir dignamente.
Otro de los factores, que sin duda están influyendo en el desmantelamiento de nuestro estado de bienestar es la falta de líderes de primera en casi todos los campos, ciencias, investigación, educación y especialmente en política nacional; da pena, por no decir otra cosa, lo que dicen y hacen los políticos de nuestro país, y no me refiero solo a los que ostentan el poder, también incluyo a la oposición. Muchos de los mayores de hoy, podrían perdonarles que no mejoraran la herencia que se encontraron, pero difícilmente les van a perdonar su incapacidad para mantenerla.
Todos tendremos emociones y recuerdos que nos ponen un nudo en la garganta, y en paralelo puede invadirte la rabia, ante el deterioro de lo conseguido y la infelicidad que produce tantas carencias. Felices Pascuas.