GETAFE/Rincón psicológico (08/11/2017) – Muchas veces hemos oído hablar que los tratamientos para las fobias y los miedos que aparentemente son irracionales son bastante eficaces en las sesiones con un psicólogo. Alguna vez hemos tratado en estos artículos el abordaje terapéutico de las fobias e informado de las diferentes fobias existentes. Pero, ¿qué sucede con esas fobias que se nos hacen irresistibles al tratamiento? ¿Esas fobias que de manera inexplicable aparecen de forma repentina y que no conseguimos en terapia sanar volviendo incluso en algunos casos el paciente recaer sobre ellas?
Existen traumas que quedan anclados en nuestro sistema interno, traumas en lo que el abordaje convencional no es suficiente para su tratamiento.
Llamamos trauma a toda esa herida profunda que permanece en nosotros impidiéndonos llevar una vida normal en esa situación determinada. Como en otras ocasiones os lo comentaré brevemente con un ejemplo acontecido en consulta.
M acude a consulta ya que en estos últimos meses sus relaciones sexuales se están produciendo de manera dolorosa sin encontrar explicación alguna. Ha comenzado con una nueva pareja cuya química sexual es bastante buena, una persona de absoluta confianza para ella con la que están teniendo una relación bastante saludable. Hasta aquí todo parece correcto. Se procede a realizar una anamnesis clínica con la paciente y se procede a realizar uno de los tratamientos cognitivos conductuales por excelencia para este tipo de patologías las cuales tienen una alta eficacia.
Las sesiones transcurren con normalidad, la paciente va teniendo notables cambios a medida que el tratamiento avanza pero aun así se producen momentos “enquistantes” que paralizan el tratamiento, algo que por otra parte es habitual con muchos otros pacientes.
Se siguen sucediendo las sesiones y se observa el tratamiento ha quedado significativamente paralizado en una parte del mismo. Se explora y se observa la existencia de un trauma no resuelto que para el paciente no había tenido mayor repercusión hasta ahora dado que las relaciones sexuales anteriores habían transcurrido sin mayores problemas. Este trauma aparece en un momento de la terapia donde el paciente explora parte de una vivencia del pasado que no había quedado del todo sanada.
Ante tal interrupción se propone al paciente un tipo de abordaje llamado EMDR que en estos últimos años desde la rama de la neurociencia está teniendo bastantes resultados óptimos. Se trata de un tratamiento que llega directamente a la raíz del trauma que se realiza en consulta de una forma rápida y cómoda para el paciente y que disuelve parte de ese trauma neurológicamente hablando.
Nuestro cerebro está conformado por 2 hemisferios, uno de ellos es el encargado de las emociones y el otro controla la parte más racional. A veces un trauma queda paralizado en uno de los hemisferios sin poder ser integrado por el otro y es por ello por lo que despierta ante una situación inesperada provocando una emoción intensa y desagradable.
A través de este tratamiento se consigue que dicho trauma quede integrado por parte de ambos hemisferios teniendo resultados bastantes exitosos.
Estamos ante un nuevo abordaje de terapias de tercera generación que dada su investigación última en ellas cada día se utilizan más en consulta.
En este artículo hemos puesto el ejemplo de una patología sexual pero el tratamiento está indicado para muchas otras patologías con un gran éxito. Puedes consultarnos a través de nuestra web sin compromiso para resolver tus dudas e informarte de estos nuevos tratamientos.