Me ha dicho tu hijo que mi Antonio por fin ha descubierto su verdadera orientación sexual y estoy preocupada, no sé por qué no me lo ha querido decir a mí.
Bueno, ya sabes que la familia somos los últimos en enterarnos de estas cosas.
GETAFE/Educa… que algo queda (02/11/2017) – Es cierto, Antonio lleva un tiempo un poco angustiado, porque empieza a sentirse diferente y con muchas dudas que no puede expresar fácilmente. Tiene miedo de no entenderse. En el colegio no es fácil, allí tiene el objeto de su diferencia, no se suele hablar de esos temas y con los demás, tampoco hay mucha apertura, incluso empieza a entender lo que son los prejuicios.
No es solo una atracción corporal, es que se encuentran muy a gusto juntos, se gustan y se desean. Cuando se separan ya están queriendo verse, se descubren una sonrisa constante y una levedad no propia de nuestra gravedad… se están enamorando y no saben cómo expresarlo, empiezan a sentir que los demás los miran raro.
Ya han hablado en clase sobre la diferencia entre comportamiento sexual, orientación sexual y género, creen que lo tienen claro, pero ¿y los demás?
¡Ay los demás, cuanta fuerza tienen en nuestra propia cabeza, cuanto mediatizan nuestra felicidad!
Desde que están sintiendo este torrente emocional, están ocultándolo por miedo a la discriminación y a que los etiqueten, y sufren, no se sienten auténticos y su autoestima, ya débil, se está acercando al suelo y, siguen pensando que lo normal para ellos es ser como son, no son anormales y mucho menos, como alguien ya les ha dicho, enfermos.
Lo más duro es que están descubriendo ya, que en un mundo homosexual, el que un hombre se enamore de una mujer no está ni bien visto… eh, ¿he leído bien?
Sí, hasta este último párrafo has estado pensando lo que posiblemente has estado pensando, son homosexuales, pero basta que cambiemos el punto de vista hacia otro posible mundo y descubriremos cómo se sentirían dos heterosexuales (muy normales en nuestro mundo heterosexual) en un mundo homosexual (altamente improbable), que es justo como ellos –homosexuales- se sienten en nuestro mundo, con nuestra normalidad muy aceptada socialmente. La mayoría de nosotros funcionamos con esos prejuicios con los que estigmatizamos a quien no es “normal”, como nosotros.
Este pequeño juego que me he permitido, intenta dar a la luz el silencio opresivo que muchos adolescentes perciben sobre la homosexualidad (gay o lésbica), silencio que se traduce en un fuerte sentimiento de soledad y, a veces, burla y mofa, porque hay una “presunción universal” sobre la heterosexualidad. Constantemente se habla sin tener en cuenta la posibilidad de que haya lesbianas o gays presentes, que posiblemente están sufriendo ante chistes que los ridiculizan o ante la presunción de que a todos se apliquen las normas heterosexuales.
Los heterosexuales no deben pasar por el acto de autonombrarse porque se da por supuesto que son heterosexuales, sin embargo la homosexualidad, aunque nadie debe obligar ni sentirse obligado, sí necesita nombrarse, “salir del armario”. ¡Qué expresión más rara y, a mi entender, poco acertada! Pero sea como sea en ese momento de definirse y nombrarse, necesitan especial sensibilidad y ayuda.
Amigos y amigas, profesoras y profesores, familias… por favor, acostumbraros a escuchar y entender a vuestros hijos o hijas en proceso de aclaración como personas, con la orientación sexual que quieran atribuirse.
Buen día. Salud y suerte.