GETAFE/Rincón psicológico (11/10/2017) – Muchos sois los que me habéis preguntado por mensajes privados qué tipo de terapia elegir, cuál era mi opinión al respecto y cuál os aconsejaba.
Hace unos meses desde este apartado recuerdo escribíamos un artículo donde intentábamos explicar las diferencias existentes en cada una de ellas y un método de guía para orientarnos en nuestra elección.
A lo largo de todos estos años de profesión y a lo largo de todo mi bagaje personal recibiendo en mí diferentes metodologías debo deciros que no existe una terapia mejor ni peor ni un terapeuta mejor que otro sino que la elección viene encaminada al momento presente en el que me encuentro.
Si uno se hace una lesión de rodilla podrá elegir entre diferentes terapeutas para su rehabilitación, un osteópata, fisioterapeuta, masajista deportivo y su elección vendrá determinada por lo que en ese momento más sienta que necesite.
He querido titular este artículo Terapias Confrontativas versus Terapias desde el amor, y no es que en las confrontativas no exista el amor al contrario existe mucho amor pero vivido desde otros lugares en que quizás la persona no tenga las herramientas suficientes para acoger en ese momento.
Se trata de aquella cuyas dinámicas nos ponen en la parte más oscura de nosotros, en esas partes que no reconocemos de nosotros mismos, que no nos gustan tanto, actitudes, reacciones nacidas desde el instinto más absoluto que necesitamos explorar. Normalmente estas terapias se desarrollan en ambientes de grupo, residenciales, talleres donde luego el sujeto tiene la oportunidad de vivir en terapia individual los comportamientos surgidos y explorarlos más detenidamente.
El grupo es un potente factor que nos hace despertar a lo que somos, nos pone delante de nosotros aquello que amamos y también aquello que menos nos gusta de nosotros. Esa parte oscura a la que nos referimos también está impregnada de halos de luz donde tenemos la oportunidad de abrazar aquello que somos , nuestras virtudes , vernos más de nosotros con el otro. Se denominan confrontativas porque el facilitador y el propio grupo tiende a confrontarnos aquello que estamos viviendo, rechazamos o no vemos de nosotros. En nuestra vida cotidiana estamos inmersos en una rutina y nuestra tendencia es a callarnos los que vemos en el otro nos guste o no. Solemos hacerlo en pareja, con la familia, o amigos más íntimos pero no con nuestros compañeros de trabajo o personas que nos encontrarnos en el camino de la vida.
En estas terapias tenemos la oportunidad de explorar nuestras reacciones y conocernos un poco más de nosotros desde esa devolución hecha por quienes comparten esos tiempos con nosotros en terapia. Como decía no es que no exista el amor en estas terapias existe y mucho pero uno ha de estar preparado para recibir las críticas constructivas y abrazar aquello que el otro ve en nosotros que nosotros rechazamos o simplemente negamos.
He querido denominar Terapias desde el Amor aquellas que sostienen, empatizan y nos devuelven aquello que en ese momento somos capaces de escuchar. Estas terapias se producen más a nivel individual no siendo excluidos los espacios en grupo.
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