GETAFE/Akelarre (20/10/2017) – Hoy en el Akelarre hablamos de vaginas.
Hace unos días leía un artículo sobre una exposición que habían realizado mujeres de nuestro municipio de pinturas de sus vaginas valorada como algo “grotesco” y “esperpéntico”.
El artículo podría parecer una anécdota o un chascarrillo y algunos no vieron mayor problema en él, sumándose a la difusión de la idea “grotesca” de que las mujeres expresemos cómo vemos y sentimos nuestro cuerpo. Todo esto bajo el paraguas de una “libertad de expresión” que ampara la normalización, defensa y reproducción de la censura y criminalización histórica hacia las vaginas y todo lo que las rodea. La sexualidad femenina ha sido tapada o anulada si no es con el objeto de dar placer al hombre heterosexual o beneficios al capital. En este caso, se juzga no sólo lo que hacemos con nuestro cuerpo, sino el hecho de que seamos nosotras las que expresemos cómo los vivimos.
Hay muchas formas de nombrar a la vagina, pero sin embargo sigue habiendo en el ambiente una sensación de vergüenza al hablar de ellas. Se buscan subterfugios y giros retóricos para no dirigirse directamente. Seguramente las frases que voy a reproducir os sean conocidas bien porque os las hayan dicho o bien porque las hayais dicho: “no te toques ahí”, “tápate que no se te vean las vergüenzas”, “crúzate de piernas que te van a ver todo”.
De estas frases podemos intuir que:
La vagina es una parte del cuerpo innombrable, sacralizada pero a la vez violada. Históricamente el arma contra las mujeres han sido penes que las han violado ya sea en guerras o en su propia casa. La vergüenza y la culpa de ser violadas son el peso que el patriarcado ha puesto a nuestras vaginas para que estén a su servicio y al del capital.
Cómo venimos reivindicando en el Akelarre, este sistema patriarcal y capitalista hace de nuestros cuerpos un campo de batalla más. Nos impiden conocer nuestros cuerpo y disfrutarlos libremente; cuando somos nosotras quienes expresamos cómo vemos nuestros cuerpos somos señaladas y vilipendiadas. Vivimos en una sociedad en la que se normalizan anuncios que expresan violencia hacia las mujeres, pero se considera grotesco que mujeres decidan exponer cuadros hechos por ellas mismas sobre sus vaginas.
Continuamente escuchamos grandes discursos sobre DEMOCRACIA y LIBERTAD, pero algo les chirría cuando somos NOSOTRAS las que reivindicamos SOBERANIA sobre nuestros cuerpos y LIBERTAD para hablar de ellos.