GETAFE/El rincón del lector (11/09/2017) – Una concejala del PP se muestra preocupadísima por las cuitas que, según ella, rodean a la alcaldesa que, tengámoslo presente, pertenece al PSOE. Dice que “la alcaldesa ha renunciado a competir en las primarias del PSOE de Madrid a cambio de negociar y asegurar su futuro político”, con lo que pretende descubrirnos la “vida privada” de un partido al que no pertenece. A mí esto me sugiere alguna reflexión.
Primero, creo que es una gran falta de respeto entrar a opinar sobre los asuntos internos de un partido que no es el suyo. Hemos oído tantas veces eso de “yo no opino sobre los asuntos de otro partido…”, que habrá quien se lo haya creído; esta concejala viene a decirnos que es una frase para la galería que se dice cuando viene bien pero que no se practica, más bien se hace lo contrario si eso conviene políticamente al partido propio; en asuntos como este algunos políticos no piensan en el interés general sino en el personal o en el de su partido.
En segundo lugar, me parece un atrevimiento de enorme envergadura. Debería revelar su fuente de información, cosa que, naturalmente, no hará, para que pudiéramos calibrar la fiabilidad de la misma. Porque cuando las descalificaciones, como en este caso, vienen de parte interesada, no podemos más que desconfiar sobre la intención real que tiene quien las hace. En mi opinión, lo que subyace tras lo que se dice en el artículo, la ocasión misma de publicar ese artículo, es aprovechar las posibles dificultades que pueda tener el adversario para, resaltándolas, hacer que la ciudadanía se olvide de las propias.
Por otra parte, claro, el enfoque es interesado y, por tanto, muy lejano a la verdad. Se me dirá que es un artículo de opinión, que es su visión de lo ocurrido. Sí, es cierto, pero una opinión no debería basarse en falsedades o, para decirlo más suavemente, afirmaciones gratuitas. Quien conozca la realidad de la política en Getafe sabe que lo que hace la concejala es practicar la técnica del calamar, lanzar tinta para ocultar sus propias vergüenzas, que son muchas.
Me parece más necesario responder a la pregunta que se hace al final: “¿Dónde quedan los vecinos de Getafe?”. Porque eso es lo importante y lo que, en mi opinión, está en el fondo de todo este asunto.
Creo que lo que consigue Sara Hernández con su decisión es, precisamente, evitarle a Getafe las consecuencias, que quizá hubieran podido ser negativas, de una lucha por el poder regional en el partido porque eso sí podría haberla alejado de los intereses de la ciudadanía getafense. Sin entrar en lo que solo importa a los militantes del PSOE de Getafe, cosa que con tan poquísimo respeto hace la concejala del PP (“que la oposición interna en el PSOE de Getafe no le declare la guerra en plena época preelectoral”), entiendo que Sara Hernández, la alcaldesa, ha actuado de forma que ha salvaguardado la unidad de su partido, tanto en el nivel regional como en el local, lo que redunda en beneficio de la población de Getafe a la que se debe antes que a nadie.
Lo que yo espero, porque creo que es lo que les interesa a todos los getafenses, es que unos y otros, gobierno y oposición, cumplan lo mejor que puedan sus respectivos cometidos. Espero del gobierno que, en cumplimiento de su programa, finalice los proyectos iniciados y desarrolle los que aún no se han puesto en marcha; que continúe utilizando la herramienta de los presupuestos municipales para mejorar los servicios de la ciudad y, sobre todo, para auxiliar a los vecinos que sufren las consecuencias de la crisis aún vigente y los brutales recortes del gobierno central; que procure el acuerdo y el consenso con las otras fuerzas políticas para conseguir, con ello, que el clima político se suavice y lo que queda hasta las próximas elecciones sea un tiempo productivo para los vecinos.
Y espero de la oposición que cumpla con su papel de la única manera que debe hacerlo: pensando exclusivamente en la gente, no en sus propios intereses, a veces de partido, a veces puramente personales. No sirve de nada a la ciudadanía de Getafe, por ejemplo, un artículo como el que vengo comentando; tampoco que el grupo municipal esté dirigido por una u otra facción. Lo que de verdad esperan de cualquier oposición las personas concretas, no es que se oponga a cualquier cosa, aunque sea buena para la ciudadanía, por el solo hecho de que lo propone el adversario, sino que se oponga a lo que considere que no es bueno para la ciudad pero que apoye lo que pueda beneficiarla.
En fin, zapatero a tus zapatos. El gobierno a gobernar bien, escuchando a los vecinos, detectando a tiempo los problemas reales y dándoles solución de la mejor manera posible; la oposición a ejercerla responsablemente, lo que incluye ocuparse de los intereses ciudadanos más que de los posibles problemas del adversario de los que se pueda aprovechar para sacar rédito político.
En mi último artículo en este medio pronosticaba, sin ánimo de hacerme pasar por profeta, que a partir de septiembre el ambiente político iba a estar movidito; les aseguro que no me imaginaba que lo iba a estar tanto.