GETAFE/Rincón psicológico (20/07/2017) – Y con el verano llegan los planes, eventos, quedadas familiares, de amigos, aún así , estando fuera de nuestra jornada laboral y nuestra rutina diaria de llevar los niños al colegio, estar inmersos en actividades varias, parece el tiempo nos falta y el querer abarcar todo y a veces fluir sin horarios se nos hace incompatible y nuestras vacaciones y tiempos de descanso pueden convertirse en una serie de ‘obligaciones’ donde la posibilidad de frases como “no hice nada de lo que imaginaba”, “se me ha pasado el tiempo más rápido de lo que esperaba” se convertirán en frases estrellas del verano.
Pero, ¿qué puedo hacer con el tiempo? ¿Qué puedo hacer con la gestión del mismo sin luchar por la propia gestión y preferir fluir?
Os daré una buena noticia:
El Tiempo NO EXISTE
Es más, vemos y vivimos el tiempo según un constructo interno creado y diseñado por nosotros, mejor dicho, diseñado por el mundo en que vivimos.
Habréis leído en muchos de nuestros artículos la importancia de un buen hábito de conductas, la importancia de las rutinas y de los horarios, el ser humano los necesita para seguir viviendo así como el cuerpo físico y el emocional pero el cuerpo también necesita PERMITIRSE avanzar y crear nuevas posibilidades, explorar en nuestra creatividad, descubrir nuevos ritmos, aventuras y encuentros con lo que SOMOS.
Y es desde ahí , desde nuestro propio descubrimiento como personas, desde nuestro propio descubrimiento del Yo desde donde podemos empezar a experimentar esta extraña sensación del “tiempo”.
Os daré unas cuantas claves y pistas a tener en cuenta:
Se trata de 4 aspectos básicos y a la vez complejos que poner en práctica.
Muchas veces hemos tenido respeto al término “soledad” pero si descubrimos nuestro propio silencio él nos hablará y nos indicará que es lo que mi cuerpo y mi mente quiere en ese momento. Técnicas como la meditación, el yoga, el contemplar un bello paisaje o flotar en la piscina nos pueden “acompañar”.
Son muchas las tareas aún por descubrir, nuevas recetas de cocina, nuevos hobbies, nuevas canciones, espacios.
Permitir perderse en nuestra propia creación de la vida y del día a día produce un gran placer. Experimentar nuestros límites y nadar en ellos. Permitirnos jugar con ellos como niños. Aprender a entrar y salir.
Y lo más importante VIVIR EL PRESENTE. Si nos centramos en el AQUÍ Y EL AHORA el tempo no existirá sólo los instantes del momento y cada momento se hará más intenso y único. Desde este lugar se producen los más bellos despertares , las más bellas conversaciones, lecturas.
Aprendamos a vivir el momento PRESENTE estando con NOSOTROS desde ahí la comunicación con el OTRO y los otros «como lugares» nos proporcionarán el mejor de los tiempos.