GETAFE/La voz de la experiencia (14/07/2017) – Toda familia de bien desea y espera que sus hijos triunfen en la vida y a nadie se le ocurre esperar que le caiga del cielo o que les toque la lotería aunque jueguen, la experiencia nos ha demostrado que hay muchos caminos, casi todos pasan por que seas una persona de principios, comprometida con su causa, el esfuerzo y con unas metas claras, aunque estas últimas, puedan y deban cambiarse en función de las necesidades y del gusto de cada cual, pero siempre has de tenerlas.
Ser una persona de principios y comprometida, es imprescindible para conseguir estar a gusto consigo mismo, conseguir una buena formación para ejercer adecuadamente cualquier función laborar, desde la más humilde a la más intelectual.
Los tiempos han cambiado y evolucionado que es una barbaridad, antes los chicos se formaban como hoy en las escuelas, pero también en contacto con la naturaleza, conociendo, defendiendo y utilizando plantas, árboles y animales; en las huertas con sus verduras tubérculos, raíces y frutales, y en las granjas con sus polluelos, gallinas, corderos, cabras, burros, caballos y vacas, y naturalmente, conocían cómo se plantaban criaban y cosechaban, igualmente cómo procreaban las distintas especies y cómo alimentarnos de lo que daban.
Hoy, en las grandes ciudades, las nuevas tecnologías permiten que los chicos tengan a su alcance infinidad de medios electrónicos, que les permiten conocer mediante tabletas, móviles y ordenadores, todas las vivencias de generaciones anteriores, así como los avances en nuevas tecnologías, descubrimientos e innovaciones en todos los campos, que dejarían con la boca abierta a los antiguos, claro que, todo tiene sus pros y sus contras.
De una u otra forma, considero fundamental ser una persona de principios, comprometida sin regatear esfuerzos y con gran dedicación, y esto sí que ha cambiado. Hoy, hay demasiadas personas que se han olvidado de los principios más elementales, que esforzarse por hacer las cosas bien, dicen, es de tontos o que pensar en las personas y su bienestar ya no se lleva.
Tenemos muchos y pésimos ejemplos de este nuevo estilo, de personas o personajes de relevancia pública que están pudriendo a una parte de esta sociedad, empobreciéndola, menospreciándola y en algunos casos abandonándola, actuando siempre con la ley del mínimo esfuerzo y solo pensando en su beneficio. No se trata de imitar estos comportamientos, por el contrario, debemos actuar con principios y exigirlos, hay que denunciar y expulsar a los golfos, hay que dignificar la educación, el respeto, poner en valor las cosas bien hechas, hay que exigir un trabajo y un sueldo digno, y es muy peligroso ejercer de pasota ante temas tan importantes.
La justicia social no se consigue mirando para otro lado, mucha gente, a lo largo de todas las épocas, han tenido que luchar para conseguir cualquier derecho. Basta ya de mediocres dirigiendo la política, las empresas o cualquier otro estamento, en los tiempos que corremos no podemos permitir que se ponga en riesgo la democracia, la educación, la sanidad, la jubilación etc., porque todos tenemos derecho a una vida digna y con futuro.