GETAFE/Publirreportaje (21/06/2017) – Llegas a tu casa tras un agotador día de trabajo. La idea de volver a la comodidad de tu hogar te embriaga cada vez más mientras te acercas poco a poco a la puerta. Te colocas frente a ella, echas la mano al bolsillo y… las llaves no están. Miras en la mochila, el maletín y el resto de bolsillos de tu pantalón, pero no aparecen. De repente, y como si de un relámpago se tratase, te das cuenta de lo que ha pasado: te las has dejado dentro de la casa, ¡y encima puestas!
Cualquiera puede pensar que es algo que nunca nos va a pasar; pero nada más lejos de la realidad. La mayoría de nosotros hemos perdido alguna vez las llaves del lugar donde vivimos, teniendo que hacer todo tipo de peripecias para poder acceder a ese lugar tan sagrado como es nuestro hogar. Desde triquiñuelas con radiografías o tarjetas de crédito hasta cosas tan sencilla como dejar un juego de llaves adicional en manos de un vecino de confianza, o incluso escondido en algún lugar cercano que solo tú conoces.
Pero, seamos francos. No todo el mundo es tan previsor o tan habilidoso como para encontrar solución a esta incómoda situación y, aunque hay muchas propuestas también bastante originales para evitar este problema (como unas llaves que nunca se pierden), al final el mejor método es acudir a un profesional que arregle el asunto; a un cerrajero.
Cierto es que puede haberlos con un horario reducido y que no puedan echarte un cable a altas horas de la madrugada. Sin embargo, cada vez son más los que ofrecen su asistencia durante las 24 horas del día y los 365 días del año. Están ahí, casi como un ángel de la guarda, para evitar que te quedes fuera de tu casa por un pequeño despiste.
Añadir, además, que en la actualidad son pocos los que se ciñen solo a la apertura de puertas. Algunos, como Cerrajeros Alfafar, son capaces de abrir cualquier tipo de cerradura, sea del tipo que sea y cierre lo que cierre. Están a la última y al tanto de todas las novedades que surjan en este sector tan particular para no solo abrir, sino también reparar o cambiar hasta persianas, vehículos o cajas fuertes.
Junto a esta versatilidad, destacan también por esa total disponibilidad para el cliente. Rápidos, serios y, normalmente, ofreciendo precios bastante asequibles para que el susto sea por la llave extraviada y no por la cartera. Incluso, los hay que se ofrecen a mejorar la seguridad de tu hogar con bombillos más avanzados, como los «antibumping». Tal es el caso de Cerrajeros Bétera, que entre sus servicios ofrece uno dedicado en exclusiva al cambio de cerraduras para evitar posibles visitas indeseadas.
Por lo general, no suelen ser trabajadores en solitario. La mayoría gozan de un conjunto de profesionales con un buen bagaje a su espalda, quince años de experiencia podemos ver, por ejemplo, entre la preparación que aseguran en el equipo de Cerrajeros Aldaia. Su preparación viene de lejos; y esto, junto a su inmediatez, es un detalle muy a tener en cuenta a la hora de saber a quién acudir. Siempre es mejor dejar estas situaciones tan delicadas en manos de gente que sabe bien lo que hace.
Hablamos de inmediatez, pero realmente, ¿cuánto suele tardar uno de estos especialistas que están disponibles todo el día? Salvo en los casos en los que se pida cita previa, que se presuponen como no urgentes, lo normal es una tardanza de menos de media hora. Los hay que tardan incluso menos. Hay servicios, como el de Cerrajeros Godella, que presumen de ser los más rápidos en acudir a la cita, llegando a reducir la espera a los 20-25 minutos. Una espera mucho menor de lo que cabría esperar.
Con todas estas ventajas alabándolos, no hay que hacer un gran ejercicio de reflexión para llegar a la conclusión de que lo mejor es acudir a uno de estos profesionales. No tendrás que esperar mucho en caso de urgencia, y te puedes ahorrar más de un disgusto adicional. No son pocos los casos registrados de accidentes graves ocurridos por buscar otra forma de entrar a casa.
Aún así, revisa siempre tus bolsillos antes de salir a la calle y asegúrate de que llevas tus llaves en un sitio donde las notes constantemente o, si eres un pelín despistado, pon un cascabel en tu llavero o algo que haga ruido. No hay nada como estar en casa, y toparte con no poder entrar a ella por culpa de un descuido no es un plato agradable para nadie.