GETAFE/Akelarre (16/06/2017) – Con este calor en el Akelarre no se me ocurre otra cosa mejor que tratar de la liberación de nuestros cuerpos, es hora de los minivestidos, de las camisetas de tirantes, los shorts. No, tranquilas, no voy a hablar de moda, nunca ha sido lo mío. Hoy vamos a hablar de la batalla que tenemos con nuestros cuerpos.
Y sí, nuestros cuerpos son un campo de batalla más. El patriarcado hace que estén continuamente en entredicho y nos educan en odiarlos y en tener la necesidad de cambiarlos o taparlos si no son como “alguien” dice que tienen que ser.
Los complejos, la falta de autoestima y problemas derivados de esta cuestión no son causados por causas naturales. Tienen su raíz en un sistema -patriarcado- en el que el cuerpo de la mujer está para gustarle a los demás, y de ahí nuestra hipersexualización. Además para gustarle a los demás tiene que cumplir unas normas.
Desde que somos pequeñitas nos educan en “tienes que ser la más bonita”, “si adelgazaras con esa cara que tienes triunfarías”, “no puedes ser gorda”, “ponte a dieta”, “deja los bocadillos de nocilla”… Todas estas frases nos enseñan cómo tenemos que ser físicamente y si no lo somos, la sociedad nos obliga a gastar un tiempo (y pasta) ingente en intentar parecernos a unas “modelos photoshopeadas.”
Cuando vas a una tienda a comprar ropa no hay tallas para ti y las que hay son para ocultar tu cuerpo ¿Cómo voy a saber si una minifalda es para mí si no hacen mayores de la talla 40? ¿Cómo voy a saber cómo me queda una camiseta ajustada si no las hacen de mi talla?
Esto es muy subliminal, pero quien haya ido a una tienda cualquiera y tenga más de una 42, entenderá lo que digo. Pero no es solo eso, son las miradas de asco que recibes, el tono condescendiente con el que la dependienta de turno te dice “aquí no tenemos tallas para ti” o los cuchicheos al pasar por delante de un grupo.
De un tiempo a esta parte recibimos un montón de mensajes como “quiérete cómo eres”, “ama tu cuerpo”, “libérate” y yo siempre pienso: ¡Qué fácil lo veis! Si os dais cuenta estos mensajes responsabilizan a quienes sufren discriminación por su cuerpo y quitando responsabilidad al resto. Y yo os pregunto:
¿Nos hemos planteado que en lugar de dejar la responsabilidad de empoderarse sobre quién ha llorado en una tienda, ha sido insultada por la calle por ser gorda o ha sufrido bullying podemos revisar cómo las personas “que entran en la norma” se relacionan con las víctimas?
Verse bien, liberarse de estos “corsés” es mucho más fácil si no se juzga tu cuerpo, si dejas de recibir mensajes negativos sobre él, si te enseñan a quererlo tal y como es, además ahí quienes tenemos la responsabilidad somos todas y todos.
Quiero lanzar unas preguntas al aire a ver si encontramos las respuestas cada una…
Para a acabar este Akelarre, lo mejor es esta cita de Naomi Wolf:
“Una cultura obsesionada con la delgadez femenina no está obsesionada con la belleza de las mujeres. Está obsesionada con la obediencia de éstas. La dieta es el sedante político más potente en la historia de las mujeres; una población tranquilamente loca es una población dócil”.
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