No se trata de ningún ‘prurito’, y mucho menos de un intento de patrimonializar su existencia. Sencillamente se trata de que los ciudadanos y ciudadanas de Getafe también deben saber que la existencia de estas empresas municipales no nacieron por generación espontánea, ni fueron iniciativa de un grupo de académicos tecnócratas, de esos que dicen no ser ni de izquierdas, ni de derechas. Más que nada, porque ignorar de dónde se procede, indefectiblemente conduce a no saber dónde se quiere ir.
Pues sí, estas empresas municipales cumplen 20 años, porque en marzo del 97, se firmó el acuerdo programático de Gobierno de la izquierda de Getafe, entre el PSOE e IU. No fue un acuerdo a la defensiva para que no gobernara el PP. Aquella Corporación constaba de 11 concejales y concejalas del PSOE, 9 del PP y 7 de IU. No fue un acuerdo en base a la “recurrente” llamada a la unidad de la izquierda. Tampoco fue un acuerdo de “reparto de cargos”. A lo mejor si hubiésemos adaptado municipalmente, la “famosa” oferta de la vicepresidencia del Gobierno y el CNI, a la Vicealcaldía y la Policía Municipal, lo mismo hubiésemos sido unos pioneros de la “nueva política”.
Fue un acuerdo programático. Es decir, un acuerdo en el que se reflejaba negro sobre blanco, que nos poníamos de acuerdo para tomar de inmediato toda una serie de iniciativas concretas, que entendíamos servirían para mejorar las condiciones de vida de la gente. Generar instrumentos de participación ciudadana, construir el Área Social, desarrollar las políticas contra las drogodependencias, fueron elementos que entre otros muchos, acompañaron en ese acuerdo a la constitución de las Empresas Públicas.
Empresas Públicas, que una de ellas fue el instrumento para recuperar los servicios de limpiezas que anteriormente habían sido privatizados, incorporando a los trabajadores y trabajadoras de las empresas privadas a la nueva Empresa Municipal de Limpiezas, sustituyendo sus contratos precarios y las condiciones salariales que padecían, por las del Convenio del Ayuntamiento de Getafe. Así mismo se intentó equilibrar la eficacia en el servicio, (más que aceptable y reconocida con diferentes premios de carácter estatal), con generar posibilidades de empleo a sectores sociales muy desfavorecidos, con grandes dificultades para haber podido acceder a un empleo en el mercado de trabajo.
Es mentira por tanto que remunicipalizar servicios privatizados se manifieste imposible por los tipos de contratos que se tengan con las empresas privadas, o por supuestos costes elevadísimos que puedan derivarse de su municipalización. No fue un asunto de tener la “suerte” de que los contratos con las empresas privadas fuesen a expirar (que no era el caso). Sencillamente se les transmitió que era más razonable llegar a acuerdos razonables para que renunciasen a continuar prestando el servicio, que estar en la confrontación continua con el Gobierno municipal que no iba a renunciar a recuperar ese servicio público. Apunto esta experiencia para Gobiernos municipales actuales, que se comprometieron a recuperar servicios públicos privatizados en sus programas electorales, y que como el de Madrid y otros, cuentan ahora esas “terribles dificultades” que otras y otros fuimos capaces de sortear, hace ahora 20 años.
La otra Empresa Pública constituida, la del Suelo y la Vivienda, era la apuesta de aquel Gobierno municipal, para corregir en la medida de sus posibilidades, la “selva” especulativa del sector privado del suelo y la vivienda, que ya negaba a la mayoría social trabajadora, su derecho constitucional a un techo, y que ya apuntaba en el año 97, la “orgía depredadora” de especuladores, inmobiliarias, y empresas propietarias de suelo, que tan fatales consecuencias sociales y económicas seguimos padeciendo.
En definitiva concluyo un relato, (que podría ser mucho más extenso), que solo aspira a reflejar, el cómo y el porqué hoy existen dos empresas municipales que cumplen 20 años. No nacieron por generación espontánea, no fueron razones tecnocráticas las que las alumbraron. Fueron el resultado de aplicar políticas de izquierdas, que no se quedaban en un discurso, o en una “invocación” vacía al “agrupémonos todos”. Era la política y las organizaciones de izquierdas, al servicio de generar medidas concretas que beneficiasen a la mayoría social.
Hablar de ricos y pobres, o de arriba y abajo, es un recurso fácil que requiere poco esfuerzo práctico (retórico tal vez). Lo complejo, y lo que debería realmente definir a la izquierda, es dar soluciones a la mayoría que quiere empleo, techo, educación, derecho a la salud, atención digna a mayores y dependientes, igualdad entre hombres y mujeres…
En definitiva, esto es una pequeña contribución para que se sepa de dónde vienen las cosas. Por lo tanto, si en estas fechas se cumple el 20 aniversario de LYMA y EMSV, es porque hace 20 años del Acuerdo Programático de la Izquierda en este municipio.