GETAFE/Políticamente incorrecto (03/05/2017) – Nos acercamos al ecuador de la legislatura y toca evaluar la labor de las distintas concejalías que componen el Ayuntamiento de Getafe. Visto que algunas ni han trabajado, ni quieren trabajar y tampoco aceptan de buen grado la ayuda vecinal, será mejor que continuemos con la labor ácida que mejor entienden en la segunda planta del edificio consistorial: la crítica.
Hoy me gustaría analizar las actuaciones realizadas en la concejalía de Deportes. Recientemente tuve la oportunidad de leer una interesante entrevista, al entonces recién llegado a la dirección del Patronato de Deportes Municipal, Santos Vázquez, allá por 1986, donde se planteaban los principales retos de aquellos primeros tiempos. Da miedo pensar que treinta años después nos veamos inmersos en situaciones similares.
Getafe fue pionera, y por ello premiada, por instaurar un modelo deportivo para la ciudad, basado en la descentralización, que consiguió entre otras cuestiones unir al deporte de base y potenciar los deportes minoritarios. Aquellas coordinadoras deportivas de barrio fueron una buena idea impulsada por una delegación joven y con ganas de dar a la ciudad la conciencia del deporte como elemento integrador.
Cierto es que el modelo se fue deteriorando a finales del siglo pasado, y que esto fue percibido desde la propia delegación, se buscaron alternativas en otros modelos nacionales pero se cruzó por delante la política, en minúsculas, y la necesidad de ampliar la red clientelar socialista para mantener el poder en la ciudad. La chapuza de la conversión en sociedad anónima del Getafe CF y sus ascensos fueron el pinchazo definitivo a un sueño deportivo para la ciudad.
El inicio de este siglo se caracterizó por el abandono del deporte en Getafe, los recursos económicos los capitalizaba el enorme agujero negro de la entidad futbolera privada, se abandonaron las instalaciones municipales, se externalizaron los trabajos de los empleados públicos y el trasvase de personal de la delegación a la política fue la puntilla definitiva.
En la pasada legislatura, donde el propio alcalde Juan Soler culpó a los trabajadores de la Delegación de “poner trabas” a sus proyectos cuando él mismo fue incapaz de situar una dirección política al frente, con un programa concreto, y los reiterados cambios de concejal al frente de la delegación continuaron con la nada en materia deportiva. Nunca segundas partes fueron buenas y los puestos creados para personas concretas no se deberían permitir. Se dedicaron además de cerrar, de manera acertada por cierto, el polideportivo San Isidro a finalizar la inmensa chapuza de Juan de la Cierva y desmantelar la red clientelar socialista creada durante dos décadas.
En esta legislatura donde la llegada de una dirección política conocedora de la situación de la propia delegación y de su historia, prometía un giro hacia programas deportivos por y para los vecinos. Nada más lejos de la realidad. Tras copiar la política espectáculo del gobierno anterior, pasando de Felipe Reyes a Marcelo como resumen más evidente, donde el evento de fin de semana ahora se considera política deportiva. No se han abordado los dos principales problemas del deporte en Getafe más allá de la falta de ideas para volver a crear un modelo para el deporte de la ciudad entendida como ente global.
Por un lado el nefasto convenio firmado hace unos meses con el Getafe CF, bajada de pantalones mediante, como algunos “agoreros” expresamos entonces no se cumple, somos los vecinos quienes seguimos pagando la luz, el agua y el gas de la instalación, seis meses después nadie ha utilizado tanta rueda de prensa para explicar las cantidades abonadas por el Ayuntamiento y cómo las ha repercutido a la entidad privada.
Por otro la situación de las instalaciones es el único requisito a exigir de manera clara al concejal de Deportes y a la alcaldesa de Getafe, si en la “lucha” contra la entidad privada se “vendió” como éxito la construcción de un campo de fútbol pagado por el Getafe CF SAD para paliar las necesidades de equipos de categorías inferiores de nuestra ciudad que no tienen instalaciones para practicar su deporte, mientras esta millonaria entidad usa instalaciones públicas de manera exclusiva: ahora parece que ni eso se va a hacer.
Pero la gota que colma el vaso de cualquier análisis honesto de la situación del deporte en Getafe es el estado del Polideportivo de San Isidro, si mientras el gobierno municipal no encuentre un espacio “adecuado” para la celebración del Festival de Cultura Inquieta no se va a proceder a la simple demolición de los restos de este espacio deportivo apañados estamos. Se puede entender que el peso político del concejal de Deportes sea irrelevante en el Gobierno municipal, y su voto no sea fundamental para aprobar cuestiones básicas, que carecer de partido político no le otorgue la posibilidad de apoyar por ejemplo a Pedro Sánchez, pero que el proyecto de remodelación de San Isidro sea una “cuestión menor” para Sara Hernández refleja el ostracismo que vive el deporte en Getafe más allá de la foto con Marcelo.
Una vez más las diferencias entre las derechas y las izquierdas no son percibidas por la ciudadanía en sus políticas efectivas. Esto, genera desafección. Hoy, Getafe, debería estar presupuestando los polideportivos de Los Molinos y Buenavista, el deporte crea barrio, contratando trabajadores municipales y pensando en el modelo deportivo de la ciudad. Pero sigue en la foto permanente, por todo ello en el ecuador de la legislatura suspende una concejalía que tiene mucho trabajo por delante.