GETAFE/Tribuna con acento (23/05/2017) – El general de la Rovere es un film que Roberto Rossellini dirigió en 1959. En la película Vittorio de Sica protagoniza el papel de un sinvergüenza timador de poca monta que tiene que interpretar el papel de un héroe de la resistencia italiana y que al final acabar convertido realmente en un héroe.
La película tiene episodios maravillosos e invita a la reflexión sobre la naturaleza humana, como la escena del anillo en la que muestra la generosidad de una prostituta para proteger al protagonista. Para mí, el argumento principal es la capacidad que tiene cualquier persona por muy sinvergüenza que sea para poder rectificar y convertirse en una persona decente. Yo diría que demasiadas veces la política ofrece casos al contrario: personas decentes que por determinadas circunstancias se convierten en delincuentes. Por ejemplo, en el asunto de las ‘tarjetas black’ o tantos elementos de corrupción en personas que se acercaron a la política con unos ideales de honestidad y servicio público pero que luego se convirtieron en la antítesis del general de la Revere.
Pero no quería escribir un comentario contra la corrupción y contra los corruptos sino una breve reflexión al hilo de la elección de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE. Hay muchas personas especialmente dentro de su partido que han realizado gruesas expresiones contra la honestidad o el saber hacer de Pedro Sánchez. Sin embargo yo creo que en la elección de Pedro Sánchez debe ser saludada como algo positivo. Primero porque significa que más de la mitad de la militancia socialista ha sabido rebelarse contra una gestora de dudosa legitimidad política, contra los viejos poderes del partido, contra la manipulación del mundo empresarial y sus medios (era obsceno ver como desde El País, a La Razón pasando por el ABC defendían a capa y espada a Susana Díaz). Por lo tanto, todavía queda mucha rebelión en las filas del PSOE (contando además con que habrá, sin duda, mucha gente honesta entre los votantes de Susana y Patxi). Por otro lado, yo quiero dar un voto de confianza a Pedro Sánchez. Pienso en estos ocho meses donde ha descubierto las traiciones de muchos de los que le adulaban. Ha descubierto la virulencia con la que los medios, que en otro momento le ensalzaban, cargaron contra él por negarse a facilitar el gobierno del Partido Popular.
En estos meses donde Pedro ha tenido que luchar contra viento y marea, se ha arremangado la camisa y esta vez no como un gesto demagogico sino como una necesidad vital de defender sus ideas. Creo que, como el general de la Revere ha podido haber en él un cambio interno hasta convertirlo en la imagen que ha querido dar. En ese sentido podemos tener esperanza de que un gobierno progresista pueda gobernar este país (a corto plazo).
No comparto la opinión de algunos compañeros y compañeras de Podemos que hubiesen preferido la victoria de Susana en la convicción de que eso hubiera supuesto posiblemente la ruptura del PSOE y, sin duda, el desaliento de muchos y el consiguiente traspaso de simpatizantes y votos a Podemos o a IU. Es posible que hubiera sido así, pero en cualquier caso, esa hipótesis hubiera alejado terriblemente la posibilidad de un gobierno progresista que abordara las medidas urgentes que hay que hacer para garantizar la sanidad, la educación pública o las pensiones que pasa forzosamente, entre otras medidas, un cambio impositivo donde pague más el que más tiene y no, como ahora, que paga más el que más trabaja. Parece que a veces preferimos un PSOE aliado a la derecha, que un PSOE alineado con medidas progresistas (a lo Portugal). El partido “bisagra” no es Ciudadanos, es el PSOE, pero si nosotros trancamos la puerta para que solo se abra en un sentido, nuestras “predicciones” se cumplirán demostrando nuestras capacidades de videntes: «Ya sabíamos que el PP gobernaría otros 20 años gracias al PSOE… Ya lo dijimos.”
Espero que en los meses de travesía del desierto de Pedro Sánchez le hayan convertido en el General de la Revere. Espero, no obstante que su final será mucho mejor, sea infinitamente mejor, que el que plantea la película para su persona. ¡Viva Italia!
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Enrique Herrero
24 mayo, 2017 at 9:58
Paseé por Petershoff y sus azulejos me parecieron incluso menos claros que estas letras. Ayer probé a leer este artículo también de abajo hacia arriba, de refilón, y con los ojos cerrados… y el resultado fue el mismo. Seguía suscribiendo lo que dice.
Con unidad en la izquierda será difícil echar a Rajoy y derogar sus leyes reaccionarias. Pero sin unidad será, sencillamente, imposible.
Grato leerte
Jesus
23 mayo, 2017 at 13:35
Como decia el padre de un amigo mio..cuando tengo dudas me fijollegó en lo q dice el cura del pueblo y apoyo lo contrario