OPINIÓN/El rincón del lector (15/05/2017) – Quien no haya pasado por la experiencia de asistir a un Pleno del Ayuntamiento de nuestra ciudad, Getafe, debería hacerlo al menos una vez porque tendría la oportunidad de desmentir un tópico muy extendido, ese que dice que “tenemos los políticos que nos merecemos”.
Después de haber asistido a muchos, y particularmente al del pasado día 10, mi opinión es la contraria; más bien he de recordar el famoso verso 20 del Cantar de Mío Cid: “¡Dios, qué buen vasallo si tuviese buen señor!”. Porque los ediles (unos más y otros menos, porque hay honrosas excepciones) como siempre, hablaron mucho, cuando les tocaba y cuando no, levantaron la voz, se interrumpieron, intentaron impedir que se oyera al adversario, se faltaron al respeto entre ellos y también a los presentes y a los ausentes…, vamos, como siempre.
Contaré brevemente algunas de las cosas que pasaron en ese Pleno para que se entienda lo dicho hasta aquí.
Lo primero que me llamó la atención, aun antes de empezar la sesión, es que había varias proposiciones presentadas conjuntamente por Ahora Getafe (AG) y PSOE y fue, he de reconocerlo, una sorpresa agradable: pensé que, por fin, se estaba poniendo en marcha algún tipo de colaboración entre ambas fuerzas para el mejor gobierno de la ciudad. También me sorprendió otra “coalición” para presentar una proposición: la de AG con Ciudadanos (Cs); ¿no nos habían dejado clarísimo que juntos no irían ni a la esquina? Es cierto que todos debemos convivir con nuestras contradicciones, pero las de AG son ya muchas y en cuanto a Cs, ya se sabe, su posición depende del momento, de la conveniencia…; en fin, como dice el tópico, y éste sí que suele cumplirse, la política hace extraños compañeros de cama.
Bueno, pues el “buen rollito” empezó a enturbiarse cuando AG echó en cara a la alcaldesa que no hubiera permitido la intervención del representante de una asociación no inscrita en el registro municipal. Es seguro que el equipo de Gobierno está explotando políticamente el hecho de que AG, junto con el PP, haya impedido que se aprobara el presupuesto municipal para este año y el Reglamento de Participación Ciudadana (¿qué fuerza política no lo haría?); pero, puesto que esto es así y es legalmente obligado aplicar los textos anteriores, lo que pide (exige) AG es que la alcaldesa cometa una ilegalidad y como AG, forzosamente, ha de saber lo que está pidiendo, solo cabe que, como tantas otras veces, esté actuando de cara a la galería, engañando a la gente al hacerla creer que la voluntad del equipo de Gobierno no es cumplir la ley, cosa que deben hacer todos los ediles (también los de la oposición), sino impedir la participación ciudadana.
Y, más adelante, se produjo (y se repitió en otro par de ocasiones posteriores) otra de las contradicciones a las que, como digo más arriba, nos tiene acostumbrados AG: al defender su posición en algunas de las propuestas presentadas conjuntamente con el PSOE (y con Izquierda Unida), dedicó más tiempo a atacar a la alcaldesa y al equipo de Gobierno que a defender lo que estaba proponiendo. ¿No se dan cuenta que, en buena lógica política, la propuesta pierde eficacia si atacas a quien te acompaña en su presentación? No resulta fácil entender cuáles son las razones que mueven a este grupo a actuar así, como no sean las de consumo interno, fruto de sus propios problemas.
Pasemos a otra cosa. Es preciso destacar los esfuerzos que hizo el señor Pinillos, en dos ocasiones, por resultar gracioso haciendo gala de un sarcasmo muy pobretón para el que me parece que no está dotado, con el objetivo, naturalmente, de atacar de nuevo al PSOE. Quizás no sea consciente de que, si bien es cierto que el humor, como nos enseñó Quevedo, es un argumento muy poderoso en la crítica política, cuando el humor es tan ramplón, la calidad de dicha crítica baja a niveles mínimos e, incluso, puede producir resultados contrarios a los deseados. Por otra parte, si esas gracietas son reídas por el PP, como lo fueron, el señor Pinillos y AG deberían hacérselo mirar. Además, la línea entre el sarcasmo y la falta de respeto es muy fina y, en este caso como en otros, la traspasó y faltó al respeto a todos los que le escuchamos: al resto de concejales y a los vecinos que nos merecemos algo mejor, más estudiado, más trabajado. Y también deberían tener en cuenta que referirse de esa forma a personas que no están en condiciones de defenderse, resulta, al menos en mi opinión, indigno.
El PP también puso su granito de arena; vayan, en esta ocasión, solo dos apuntes porque ya le he dedicado mucho espacio en otras ocasiones: mientras el grupo socialista y AG presentaron cada uno 10 propuestas en este Pleno, el PP (que es el que cuenta con mayor número de concejales) solo presentó cinco lo que demuestra, en mi opinión, poco interés por su tarea de oposición y/o muy poca capacidad de trabajo. Y el segundo: El señor Soler, portavoz de este grupo municipal, diputado regional y senador, llegó a las ocho menos cuarto, es decir, casi cuatro horas después del inicio de la sesión y estuvo entrando y saliendo repetidamente de la sala; todo ello, supongo, para demostrarnos lo poco que le interesan los asuntos de Getafe y el escasísimo respeto que nos tiene a los getafenses.
Terminaré, volviendo al inicio, para dar razón de por qué creo que no es cierto que tengamos los políticos que nos merecemos, que la gente deberíamos tener mejores representantes, que estén a la altura de sus representados: porque hay que anotar que varios vecinos intervinieron en el Pleno exponiendo opiniones o defendiendo reivindicaciones en diversos puntos del orden del día y espero que los señores concejales hayan tomado nota y hayan aprendido algo. Esos vecinos supieron explicar lo que querían decir y lo hicieron con mesura, con argumentos, razonadamente, en fin, como deberían hacerlo nuestros representantes.
Por eso, he de acabar repitiendo lo que alguien anónimo dejó escrito alrededor del año 1200: ¡Dios, que buen vasallo si tuviese buen señor!