GETAFE/Tribuna con acento (03/04/2017) – Hace unos días se representó en el Centro Cívico de La Alhóndiga la obra de teatro ‘Un enemigo del pueblo’ escrita por Ibsen en 1880. Una denuncia de la democracia basada en la demagogia y la manipulación. Una denuncia del poder cuando es ajeno a la ética y de unos medios de comunicación sumisos a ese poder. El sacrificio de la razón ética ante la razón práctica. Siento un cierto desasosiego al pensar que 130 años después no se ha avanzado nada en esos aspectos. Quizás sí, en la sofisticación en los métodos. “La cultura, la educación es la solución”, comentábamos después en un debate. Desasosiego porque el pueblo más educado y culto del siglo XX cayó fascinado ante Hitler.
Por mi 66 cumpleaños me han regalado un excepcional cómic: Doctor Uriel. Está basado en hechos y personajes reales: En el verano de 1936, Pablo Uriel, un joven de Zaragoza recién licenciado en Medicina va a vivir como todo el país una terrible pesadilla: La guerra civil. Durante toda la contienda permanecerá prisionero tanto de un bando como de otro. El cómic relata los asesinatos sin juicio ni fundamento realizados al amparo de la política de terror dictada por el bando nacional. Ante las vallas de los cementerios, en el monte, siempre con la bendición eclesial: RA-TA-TA-TA.
Desasosiego. Al Dr. Uriel le denunciaron sus ‘compañeros’ de universidad. Estos días se ha producido el aniversario de la muerte de Miguel Hernández y hemos recordado como seguramente el causante final de su muerte fue el cura de su propio pueblo al negarle el traslado a un hospital. Desasosiego porque puedes ir a la cárcel por decir que “Carrero de Madrid al cielo… y en coche”. Desasosiego, porque unos padres se lían a porrazos mientras sus hijos de 10 años juegan al futbol. Desasosiego porque un autobús naranja recorre nuestras calles con mensajes homófobos. Desasosiego también porque nuestra respuesta es pedir su represión.
No me sorprende que los fascistas tengan comportamientos fascistas. Desasosiego doble porque constato en foros de Telegram o Whatsapp que personas que se supone progresistas, que defienden el espíritu de rebeldía del 15M, que se supone que defienden la ciencia y la cultura frente a la magia o la creencia, cambian a Cristo por el LÍDER y al evangelio por la consigna. Desasosiego por la facilidad que tienen de hacer de la crítica una discrepancia; de la discrepancia, rivalidad; y la rivalidad hace rivales y convierten a los rivales en enemigos. Y al enemigo, ya se sabe… ni agua… ¡ni agua! Al enemigo: RA-TA-TA-TA. Entiéndase, no comparo la guerra civil con una pelea de padres o un congreso, comparo actitudes y potencialidades.
Desasosiego, porque parece que podemos estar siempre al borde del abismo. Siempre con gasolina en los bolsillos. Solo hace falta la chispa.
Al final del cómic ‘Doctor Uriel’ se aportan fotos, cartas y documentos reales de la historia. Una de esas fotos muestra al médico con su mujer, Cecilia, paseando por las calles de La Coruña en 1945. Y parecen felices. Pero eso no calma mi desasosiego.
Viñetas del libro “Dr. Uriel” de Sento. Ed Astiberri (2.017)
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Ángel
3 abril, 2017 at 18:15
Desasosiego también, cuando en las consignas y predicas, estas tienen cierta apariencia y cuando empiezas a observar, lo que la verdad esconde es una realidad manifiestamente opuesta a la interpretación original. Resultado, la desconfianza tiende a avanzar con respecto al entorno compartido.
Antonio Calvete
3 abril, 2017 at 13:22
Suscribo lo que escribes porque tienes toda la razón. Mientras te leía pensaba en tantos políticos (de los nuevos y de los viejos, nacionales, regionales o locales) que no valoran la responsabilidad que tienen y dicen cosas que más inducen al desasosiego que a la calma. Ojalá tu artículo haga pensar a alguno.
Jose Luis Sánchez Cifuentes
3 abril, 2017 at 12:28
Muy buen artículo José Valentin, cierto es que todos necestiamos más sosiego para analizar la realidad que nos arrolla como un tsunami cada cinco minutos, incluso el espiritu de rebeldía debe ser analizado. El respeto de la diversidad de opiniones deberia ser la máxima con la cual movernos.
jesus bejar
3 abril, 2017 at 11:37
como siempre, sensatez y clarividencia. Muchos nos sentiremos identificados con este artículo