GETAFE/El rincón del lector (14/03/2017) – Tranquila la concurrencia por el título, que nunca he tenido aspiraciones a dar ‘lecciones magistrales’, ni he sido tampoco partidario del ‘adorno literario’, que siempre me ha parecido poner más en valor al que escribe que lo que se escribe. Es solamente otra reiterada llamada a la reconsideración de la decisión tomada por el Ayuntamiento de Getafe y de la empresa municipal LYMA, sobre los despidos en esta empresa pública de limpiezas, desde posiciones de los ‘clásicos’ de la burguesía, inspiradores de lo que se ha venido a denominar ‘democracias occidentales’.
Al día de hoy parece difícil que nadie no se reclame de los valores de la Revolución Francesa. Estoy convencido que se reclama de ellos hasta el Jefe de Personal de LYMA, por muy del PP que sea o haya sido. Con mucho mayor motivo diría del Gobierno municipal, que incluso es posible que pueda haber algunos o algunas que como yo, se reclamen hasta de los valores de la Revolución de Octubre, en el año de su centenario. Pero me quedaré en algo más doméstico, más asumible para los tiempos que corren; en los valores de la Revolución Francesa.
Para ello haré mención de algunos pasaje del libro “De los delitos y las penas”, escrito por el Marqués de Beccaria en 1764, donde dicho marqués, asociado con frecuencia a los fundamentos actuales del derecho, refleja toda una serie de consideraciones, que desde luego en nada han presidido la decisión tomada por el Ayuntamiento de Getafe, cuando tomó la injusta y desproporcionada medida de despedir a 25 trabajadores y trabajadoras de LYMA. Fíjense que he querido recalcar la condición de marqués del personaje, no vaya nadie a creerse que se trataba de algún comisario del Soviet de Petrogrado.
Entre otras cosas decía el marqués que:
“Las penas deben ser tan leves y humanas como sea posible mientras sirvan a su propósito, que no es causar daño, sino impedir al delincuente la comisión de nuevos delitos y disuadir a los demás ciudadanos de hacerlo”.
“Lo que más disuade a los ciudadanos de violar la ley no es la exagerada gravedad de la pena, sino la inexorabilidad de la justicia”.
“Las penas deben ser proporcionales a la gravedad de los delitos. Si todas las penas son igual de rigurosas, el delincuente siempre cometerá el delito mayor”.
Y esta última para la próxima rueda de prensa de la dirección de LYMA:
“La interpretación de la ley corresponde al juez, no al legislador”.
Y ya viniéndome arriba, acabaré esta nueva aportación contra los despidos de LYMA, con Kant nada menos:
“Todo ha de someterse a la crítica. Pero la religión y la legislación pretenden de ordinario escapar a la misma. La religión a causa de su santidad, y la legislación a causa de su majestad. Sin embargo, al hacerlo, despiertan contra sí mismas sospechas justificadas y no pueden exigir un respeto sincero, respeto que la razón solo concede a lo que es capaz de resistir su examen libre y público”.
Desde el siglo XVIII también, NO A LOS DESPIDOS EN LYMA.
Perico
15 marzo, 2017 at 16:24
Entonces permitimos que los corruptos sigan en sus puestos. Si uno roba el Estatuto de los Trabajadores es claro, a la calle. Me parece una vergüenza que se disculpe a los Ladrones de lo público que han de ser ejemplares en el ejercicio de sus funciones.
jose valentin ramirez
14 marzo, 2017 at 18:21
Sencillo y muy muy apropiado. Con pocas palabras se puede decir mucho.
Salud