GETAFE/La piedra de Sísifo (21/03/2017) – El anuncio del desarme “unilateral e incondicional” de ETA es una magnífica noticia, de las mejores que podríamos recibir, que solo tiene el “pero” de los años de retraso y el dolor causado durante ese tiempo. Entendemos que el paso siguiente, y definitivo, será el anuncio de disolución de la banda terrorista, para que todos nos podamos felicitar de la desaparición del baldón más grave que ha sufrido nuestro país en los últimos 60 años, y podamos mirar hacia delante sin esa grave amenaza.
Entrega de las armas, disolución y horizonte despejado no son sinónimos de olvido, han sido muchas las víctimas de esos asesinos y se impone mantener vivo su recuerdo como homenaje, por un lado, y para no desviarnos del camino democrático por otro. Ahí es dónde, desde Getafe, debemos reflexionar, decidir y actuar para ser coherentes con los nuevos tiempos que se abren ante nuestros ojos.
Nadie olvida el verano de 1997, cuando se perpetró el secuestro y posterior asesinato del concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco. Fueron unos días de máxima tensión y mucho dolor que nos hicieron descartar la condición humana de sus asesinos. Como consecuencia, en nuestra ciudad, se decidió erigir un monumento que honrara su memoria y reivindicase nuestro derecho a vivir libres, con independencia de nuestras ideas. Ese es el espíritu del Lazo Azul que recibe en la plaza de Victoria Kent a todo el que entra en Getafe por ese transitado acceso.
El paso de los años, su estructura de carácter efímero, el escaso mantenimiento y los efectos meteorológicos han deteriorado el Lazo Azul hasta el punto de haber perdido el color y la apariencia de lo que era, asemejándose al ápice de una montaña rusa semienterrada más que a una reivindicación en nombre de la libertad.
La inminente desaparición de la banda terrorista sería el momento ideal para, sin perder ese espíritu que late en su interior, remodelar este símbolo y reconvertirlo en lo que verdaderamente significa: la defensa de la libertad de todos frente a la barbarie de unos pocos; mantener vivo el recuerdo y homenaje a quienes perdieron la vida, pero mirar con esperanza a un futuro que construiremos juntos, con nuestras afinidades y nuestras diferencias pero presidido por el respeto como el valor que lo impregna todo. Nada más y nada menos.
¿Nos ponemos a ello?
marcelino Rodrigo luengo
24 marzo, 2017 at 9:33
El mismo alcalde que lo mandó construir, humilló a los militares (víctimas potenciales de «la cosa nostra»: ETA) preparando concursos de pintadas ofensivas delante de sus casas….. Ríome yo de la intencionalidad de semejante «churro cósmico”
ETA no ha muerto… Duerme descansando, y espera…
Loli
22 marzo, 2017 at 8:25
Y para decir eso escribe usted. Pues mire, ese símbolo no pierde el color si se conoce el significado y para eso hay q explicarlo y q a nadie se le olvide lo q ha sido la historia de España, lo que es y lo que será. He dicho!