OPINIÓN/El rincón del lector (10/02/2017) – Pido disculpas porque esta será la cuarta vez que me referiré al respeto que, en los Plenos, deberían demostrar los concejales, particularmente los del PP. Pero lo de ayer traspasó cualquier límite, incluso el de la dignidad.
La señora Presas debería plantearse seriamente a qué intereses sirve. Aunque no comparta la ideología de Marcos Ana, lo cual es perfectamente legítimo, basarse en la documentación de la dictadura y dar valor a ésta ignorando y/o despreciando las investigaciones posteriores hechas en libertad solo indica falta de respeto a la verdad histórica. Y utilizar el lenguaje y el tono que empleó demuestra, además de una inmensa falta de respeto (otra vez) a los que tuvimos que escucharla, que no le mueve otra cosa que el odio y el deseo de revancha; estas dos cosas juntas (odio y deseo de revancha) nos retrotraen a tiempos pasados, a tiempos de dictadura donde la libertad era una entelequia y, más en concreto la libertad de expresión e información; a una época en que el parte de Radio Nacional y el NO-DO eran las vías de conocimiento de la realidad, de la única realidad que el régimen franquista quería que conociéramos. Muy triste, señora Presas, señores del PP, que aún quieran llevarnos por ahí.
Con ser esto lo más grave, en mi opinión, no fue lo único que nos avergonzó ayer y que justifica que los vecinos exijamos a nuestros representantes el respeto que nos merecemos ya que, por lo que parece, no se lo tienen a sí mismos. Esto viene a cuento del error que, a la hora de votar uno de los puntos del orden del día, cometió el señor Mesa que, en ese momento, ejercía de portavoz del PP en ausencia del señor Soler que, como es su costumbre, compatibiliza sus tres puestos, en el Pleno de Getafe, en la Asamblea de Madrid, además de su escaño en el Senado… y no puede estar en los tres a la vez pero sí cobra por los tres.
No me voy a detener en explicar lo que, a partir de ese momento ocurrió. No me importan las motivaciones de unos u otros. No me interesa, siquiera, el resultado final de la votación y lo que ello pueda significar. Porque lo único sensato que, durante el larguísimo tiempo en que el Pleno estuvo interrumpido, se escuchó en la sala (y que debería abochornar a nuestros representantes municipales) fue la petición de un vecino de El Bercial que, desde los asientos del público, exigió a los concejales que se ocuparan de lo que realmente importaba a los vecinos. Desgraciadamente, a la vista de lo que siguió ocurriendo, es evidente que no tuvieron en cuenta esa petición.
Es absolutamente necesario que los concejales de nuestra Corporación se replanteen cómo deben discutir los asuntos en el Pleno, cuál es su prioridad al hacerlo. Visto desde fuera es, la mayoría de las veces, una auténtica pelea de gallos en el sentido estricto de la expresión: se trata de acotar su territorio y dejar claro quién manda en el corral. Es muy difícil llegar a ver en qué benefician a la gente determinadas discusiones, por más que todos se empeñen en repetir que su objetivo solo es el beneficio de la gente. No me queda más remedio que repetir aquello de “dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
Porque, ¿de verdad no podían haber alcanzado un acuerdo, haciendo el esfuerzo que hiciera falta, en el asunto de la plantilla municipal? ¿Ahora Getafe piensa honestamente que ha hecho lo mejor para Getafe votando en contra? Sigo convencido, como ya he escrito otras veces, que la oposición no es exclusivamente decir no a lo que diga el Gobierno; la oposición ha de aceptar su responsabilidad en la gobernación de la ciudad lo que exige, en ocasiones, ceder y acordar en beneficio de la gente.
Y si hablamos de la corrupción y la comisión Púnica, ¿se ha dado cuenta Ahora Getafe que, al hacer una propuesta sobre la “corrupción estructural en nuestra ciudad” acusa a todos los ciudadanos? Podría haber puesto en el título de la propuesta “el municipio”, “los gobiernos anteriores” o cualquier otra formulación que hubiera acotado el significado, pero ha preferido decir “nuestra ciudad” y ahí nos incluye a todos. Pues no, señores de Ahora Getafe, la inmensa mayoría de los ciudadanos de Getafe no participamos de la corrupción de unos pocos y, por eso, no nos merecemos que los que llegaron a la política proclamando que nos iban a salvar, como nuevos mesías, de todo lo malo que los viejos partidos habían hecho hasta ahora, caigan en las mismas tretas, argucias y viejas formas de hacer. Porque lo más terrible que podría acaecerle a esta vapuleada sociedad nuestra, lo que de ninguna manera deseo que ocurra, es que lo que se presentó como alternativa regeneradora de la política española, llegue a ser la causa, más o menos directa, de una nueva decepción que es a lo que parece que nos llevan. ¿Están dispuestos los miembros de Ahora Getafe a ser protagonistas de esa decepción en nuestra ciudad?
Ediles del PP, ediles de Ahora Getafe, no es esto, no es esto…