Juguetes electrónicos: ¿Son buenos para el niño?

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GETAFE/Rincón psicológico (01/02/2017) – Hoy en día estamos acostumbrados a ver a niños muy pequeños manejar dispositivos electrónicos con una facilidad pasmosa. Estos aparatos pueden resultar muy atractivos para los niños y son cada vez más los padres y madres que los utilizan para distraer a sus hijos a edades muy tempranas. Muchos de ellos se presentan como instrumentos que van a permitir un mejor desarrollo cognitivo del niño. Sin embargo, la realidad puede llegar a ser bien distinta pudiendo, incluso, limitar el desarrollo cognitivo, verbal y social del niño.

Sin duda, el juego es una herramienta esencial en el desarrollo de los niños y estamos volviendo a ‘poner de moda’ los juguetes más tradicionales: cuantos menos ruidos, músicas, luces, etc, mejor. En efecto, este tipo de juguetes permite desarrollar la imaginación, inventar juegos, en definitiva, permite utilizar la creatividad. El juguete electrónico, en cambio, posee un funcionamiento más estructurado y rígido que deja poco lugar a la imaginación.

Este tipo de juego más tradicional, permite, además, la presencia de varios participantes, lo que provoca que haya diálogos, que se establezcan reglas y turnos, que se adopten diversos roles, etc… Es decir, permite una interacción que constituye, en definitiva, las premisas del desarrollo lingüístico y social.

El desarrollo de la tecnología ha resultado ser algo positivo en la sociedad, sin embargo, puede no serlo tanto para el cerebro en desarrollo del niño. Aunque todavía se sabe poco sobre los efectos de las nuevas tecnologías sobre el desarrollo de los menores, sí parece claro que los niños que pasan mucho tiempo delante de estos aparatos electrónicos presentan con mayor frecuencia déficit de atención, problemas de comportamiento, depresión, obesidad e incluso fracaso escolar que otros niños que no hacen uso de ellos. La utilización de estos dispositivos hacen que el niño reciba un exceso de estimulación, rápida e intensa, que puede mermar las capacidades de autocontrol y de atención.

Lo que sí parece más claro, es el efecto de esos aparatos sobre el lenguaje. Algunos estudios recientes han mostrado que los juguetes electrónicos limitan el desarrollo y la utilización del lenguaje en los niños, ya que poseen un nivel más bajo de vocabulario y/o tardan más tiempo en hablar. La razón principal es la ausencia de interacción entre la maquina en cuestión y el niño. Por el contrario, el intercambio lingüístico que se produce cuando los padres juegan con sus hijos o les leen cuentos, contribuye positivamente al desarrollo del lenguaje.

La Asociación Americana de Pediatría ha alertado sobre la utilización excesiva de estos instrumentos y recomienda no tener ningún tipo de contacto con dispositivos electrónicos antes de los 3 años y no sobrepasar 30 minutos hasta los 5 años de edad.

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Redacción Getafe Capital