GETAFE/La voz de la experiencia (10/02/2017) – Estas últimas semanas he tenido la oportunidad de tomar en tierras mexicanas, el pulso sobre algunas cuestiones de actualidad, a destacar el señor Trump en sus días previos y posteriores a su toma de posesión, y sus decisiones para con México. Los mexicanos tienen una forma de enfocar estos temas un tanto peculiar. La mayoría de los industriales o grupos de cierto nivel económico, sostienen la opinión de que difícilmente el señor Trump y los Estados Unidos, podrán prescindir de México.
Es frecuente escucharles decir “Estados Unidos necesita más a México que México a Estados Unidos”. Mantienen que México tiene el mismo nivel tecnológico y profesional que Estados Unidos, pero con unos costes muy inferiores. Y para Estados Unidos, la otra opción sería trasladar parte de la producción a China, pero en este caso no cumplirían los estándares de calidad, y aumentarían los costes del transporte. Piensen que la mayoría de las grandes empresas están situadas en el norte de México, junto a los Estados Unidos. Por todo ello, mantienen que finalmente ni Trump ni los grandes empresarios, especialmente los del sector de la automoción, dejarán de ganar dinero caprichosamente.
Respecto al muro que Trump quiere construir a lo largo de toda la frontera mexicana, tampoco están especialmente molestos, primero casi se carcajean al oír que su construcción la pagará México. Y por otro lado, a través de la frontera de México con Estados Unidos, no solo intentan entrar mexicanos, sino también los procedentes de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, etc, y esto es un problema añadido para México, porque todos éstos deambulan a través de todo el país hasta llegar a la frontera con Estados Unidos, y lo que aún es peor, los inmigrantes que a diario devuelven a México los estadounidenses, tiene el Gobierno mexicano que mandarlos a sus respectivos países, por lo que esperan que estas dificultades de paso, también hagan disminuir este tráfico por su país.
Naturalmente que aquellos mexicanos que piensan pasar a los Estados Unidos o tienen familia allí sin la documentación pertinente, sí que están muy preocupados, siempre lo han estado, pero ahora mucho más.
En general nadie le ríe las gracias al señor Trump: en México hay un gran sentimiento patrio, y no toleran que nadie les menosprecie ni a ellos ni a su país. El comportamiento de las máximas autoridades sobre estos y otros temas, ha tenido cambios significativos, al principio intentaron quitar hierro a las posturas prepotentes, despectivas e incluso groseras de Trump, pero en pocos días, tanto la prensa como destacados políticos mexicanos, un par de expresidentes mexicanos, e incluso algunos políticos estadounidenses, hicieron tomar conciencia al equipo y al propio presidente Peña Nieto, de que la tibieza no era recomendable, y cambió, marcando claramente las diferencias, abogando por establecer puentes en lugar de muros, y a la vez, mandatando a sus embajadores en los Estados Unidos, para que ningún mexicano en tierra estadounidense, con documentación o indocumentado, dejase de tener la máxima atención y defensa oficial. Todos dicen estar condenados a entenderse por el bien mutuo, aunque a nadie se le escapa que hoy es más difícil que antes.