OPINIÓN/El rincón del lector (17/02/2017) – Según un informe de la UE, el parque automovilístico privado se ha visto incrementado en un 35% desde 2005 y España, a pesar de la crisis, no arroja cifras menores.
Getafe, como ciudad periférica, conocida desde hace años como ‘ciudad dormitorio’, como tantas otras localidades cercanas a Madrid, es una gran ‘aportadora’ de tráfico de vehículos particulares, haciendo que la contaminación y el medio ambiente peligren, rozando, y en algunos casos, traspasando peligrosamente, los índices marcados de contaminantes atmosféricos. Todos hemos visto y sufrido la conocida ‘boina’ de contaminación sobre Madrid, que amenaza continuamente la salud, no solo a la de los habitantes de la capital, sino también a la nuestra, por proximidad. El propio tráfico interno de Getafe, en horas punta es un ejemplo de la viveza de nuestro municipio, haciendo, en ocasiones, difícil transitar por nuestras calles.
Las políticas de freno del uso del vehículo privado, aunque no logran una desactivación del masivo flujo tanto de acceso a las grandes ciudades, como interno, dirige sus esfuerzos, sin clara respuesta, en aumentar la calidad, la accesibilidad, la mejora de trayectos, los precios, etc. en el transporte público y en los carriles bici. Vemos, como los diferentes municipios que apuestan por la alternativa colectiva, renuevan sus flotas con vehículos de baja o nula emisión nociva y en algunos casos, trabajan para acercar al ciudadano nuevas opciones para reducir el uso del vehículo particular.
Aunque queda mucho por hacer en ese sentido, hay un factor que deja incompleta cualquier política de movilidad emprendida y que sigue siendo un caballo de batalla entre políticos, técnicos y vecinos usuarios del vehículo particular: proporcionar plazas de aparcamiento para residentes.
La gestión y planeamiento urbanístico, tiene un reto, difícil de solventar en municipios como Getafe, por la falta de espacio en superficie. La solución, en nuestro término municipal, siempre según el modelo de ciudad que se elija, y según mi particular criterio, debería partir, de una mayor y más eficiente optimización del estacionamiento en superficie, escaso en la mayoría de barrios antiguos, sobre todo en el centro, y la dotación de nuevos garajes subterráneos con plazas para residentes a un precio asequible, en régimen de compra, alquiler u otras formulas mixtas (uso diurno como parking y a partir de cierta hora, para uso de residentes, lo cual abarataría el coste de obra y de explotación).
Si bien la sociedad del primer mundo toma como referente el número de vehículos matriculados-vendidos, para saber el valor del incremento económico anual, este índice no debe ser un factor que permita, en ese planeamiento justo, que el peatón sea quien salga perdiendo.
La ciudad debe ser del que camina, del que la disfruta, del que transita a pie por sus calles. De quienes optan por trasladarse andando de un lugar a otro (aunque sea para dirigirse al transporte público).
Aceras amplias, limpias, bien mantenidas, sin barreras para personas con movilidad reducida, que inviten al paseo, al relacionamiento entre vecinos, dan a la ciudad un aspecto de dinamismo y armonía; y en las zonas comerciales contribuyen a un mayor estímulo para sus negocios.
Dentro de los servicios y dotaciones imprescindibles de cualquier localidad sostenible, aceras y calles amplias, siempre son un referente de calidad y símbolo de modernidad. Getafe, debe escatimar esfuerzos para conjugar y dar solución racional, a pesar de sus dificultades, al problema de estacionamiento que padece, tanto rotativo, de carga y descarga como de residentes.
La sociedad que permite, a través de sus gestores, que el coche gane espacio en detrimento del peatón, está apostando por reducir su calidad de vida. Tenemos que hacer un esfuerzo de mentalización y concluir que el coche, aunque necesario, no siempre es imprescindible. Sí lo es la convivencia, donde, entre otras cosas, la forma de desplazarnos, tanto en transporte público, en vehículo privado, bicicleta, caminando, o cualquier otro medio, sean seguros, confortables y reúnan todo lo necesario para garantizar la sostenibilidad, la movilidad, el medio ambiente y el pleno desarrollo de nuestras vidas.
Jose Ramon
18 febrero, 2017 at 9:06
Todo esto está muy bien, pero es más tema de educación y respeto que otra cosa. Yo vivo enfrente del colegio Ana María Matute y todos los días veo a papas que van a buscar a sus niños dejar el coche en doble fila, sobre aceras, sobre pasos de peatones, etc. cuando a 20 metros el parking del Carrefour Bulevar está prácticamente vacío. Aparte del ejemplo que están dando a sus hijos, claro. Y lo peor es la total impunidad con que lo hacen, ya que me he quejado a la Policía Local y dicen que no tienen efectivos y que me aguante.