OPINIÓN/La piedra de Sísifo (21/02/2017) – No estaría de más que los ¿responsables? educativos de la Comunidad de Madrid se dieran una vuelta por el barrio de Los Molinos o el de Buenavista cualquier tarde de estas, ahora que la mejora del tiempo invita al paseo. Descubrirán que, de cada diez personas o parejas que se crucen, cinco llevarán un carrito con un bebé y, de las cinco restantes, dos lucirán orgullosas un embarazo.
Después, deberían fijarse en los diferentes parques y zonas de juego repartidas por los barrios y en la enorme cantidad de tiernas criaturas que disfrutan en ellos y, para constatar la certeza de su impresión subjetiva, compararla con las estadísticas de población infantil que tienen a su alcance.
El tercer paso, consistiría en ver las plazas educativas disponibles en el barrio para esa población creciente, evaluar el alcance del brutal déficit de plazas disponibles, en todos los escalones que van desde infantil a secundaria, palidecer por no haber sabido responder a las necesidades de las que estaban suficientemente informados por todas las vías que el ser humano ha creado para comunicarse, desmontar y corregir la patraña inútil de la construcción por fases, afrontar con urgencia la construcción de las infraestructuras educativas necesarias sin atender a tentaciones cicateras, pedir disculpas a pequeños y mayores afectados por su contumacia injustificada y, por último, dejar el cargo para que lo ocupe alguien que sepa hacerlo bien.
Porque, de no hacerlo, los habitantes de estos barrios en nuestra triple condición de ciudadanos, contribuyentes y potenciales votantes, pensaremos que nuestro bienestar no es el objeto de sus desvelos, sino que les trae al pairo, creeremos que lo que verdaderamente les importa es cuántas adjudicaciones son necesarias para construir un centro educativo cuando se puede hacer (y se hacía) de una sola vez, cuántas empresas distintas pueden concursar para levantar un solo colegio e incluso, los malpensados, que también los hay, pueden sospechar que esta fórmula se utiliza para aumentar las posibilidades de “mordida”. Como consecuencia seremos conscientes de su nulo interés por la educación (pública) y que la premisa de “cuanto peor le vaya a la pública, mejor para la privada” es la que rige su gestión y cuando, pasados unos años, tengamos datos fehacientes del agujero que la construcción por fases ha supuesto para las arcas públicas y cuánto ha descendido la calidad educativa, ya no tendrá arreglo.
En definitiva: Sustituir criterios pedagógicos por dudosos criterios empresariales no parece ser la mejor política educativa, pero les da lo mismo; han comprobado que, hagan lo que hagan, sus votantes tienen un defecto en la pituitaria que hace que, cuanto peor huela, mejores sensaciones perciban y más apoyo reciban en las urnas, y este caso no va a ser una excepción.
Para mí que nos echan algo en el agua.
José Luis
21 febrero, 2017 at 17:14
Y no digamos la falta de transporte público diurno en el barrio de Los Molinos hay que mejorar las frecuencias de los autobuses líneas 4 y 447 ó ampliar la línea 442 hasta dicho barrio que sería lo más justo. A día de es uno de los barrios con frecuencias muy bajas esperar entre 35 y 45 minutos una vergüenza. Hago un llamamiento tanto a la comunidad de Madrid y Ayuntamiento de Getafe para que nos pongan más línea de autobús ó nos mejoren las frecuencias