GETAFE/Políticamente incorrecto (18/01/2017) – Antes de repartir las cartas entre los distintos jugadores de esta partida permitan empiece por explicar el origen de mi reflexión sobre este asunto, me parece oportuno exponer cómo ha cambiado mi visión de este asunto y el porqué.
Durante mi breve paso por la contienda política uno de los datos que siempre más daño hacía al mirar los presupuestos municipales eran las enormes cantidades de dinero público destinadas a la denominada publicidad institucional, hoy lo sigue produciendo de igual manera, aunque, siendo justos, esta partida engloba muy diferentes actuaciones, desde los folletos que informan de las actividades culturales a los anuncios en los periódicos, siempre ha producido y produce un rechazo social evidente por las carencias que nuestra población sigue sufriendo en servicios e infraestructuras.
Aunque siempre comprendí la necesidad de mantener informada a la población de las ofertas municipales chirriaba bastante que estas llegaran tarde ante los ‘oídos mejor informados’, no obstante, se podía entender ese gasto. Otra parte, el uso ‘partidista’ de ese dinero para alabar al Alcalde de turno, era intolerable, no era función ni competencia municipal hacer publicidad, así de sencillo, por ello durante mucho tiempo defendí con la vehemencia que corresponde a quien siempre ha deseado ser políticamente incorrecto la necesidad de eliminar esta partida presupuestaria.
Ya ni les cuento la cuestión que se use las empresas públicas como permanente puerta de atrás para todo tipo de tejemanejes incluido el reparto de la publicidad institucional. Ayer, hoy y siempre, no tiene ninguna defensa que las campañas publicitarias de los sectores que abarcan dichas empresas no puedan financiarse directamente desde el departamento de Comunicación del Ayuntamiento con absoluta transparencia, para que, algún día remoto, los vecinos podamos conocer de una vez por todas la cantidad de dinero que realmente se invierte en publicidad con nuestros impuestos.
Manteniendo mi opinión sobre la cuestión de las empresas públicas, cuestión vergonzosa en el siglo XXI, debo reconocer que mi contacto con los medios de comunicación en los últimos años, conocer mejor por dentro sus estructuras, funcionamiento y situación, me ha llevado a cambiar parcialmente mi visión. No comparto en absoluto el mantenimiento de engendros como el Boletín Municipal que carecen de absoluta razón de ser, y que Ayuntamientos cercanos como Móstoles ya han eliminado, u otros como el vecino Leganés ha reducido en calidad y amplitud para abaratar costes.
En el último Pleno una polémica propuesta del grupo municipal de Ahora Getafe abrió una discusión a mi juicio muy adecuada y oportuna en este momento de amplia pluralidad política: se han escrito muchas mentiras al respecto, compartiendo que la redacción de la propuesta no fue la idónea y se mezclaron demasiados asuntos que deben ser separados para su correcto análisis, fue el propio debate que se realizó en el salón de Plenos quien evidenció que mas allá de las propuestas de unos y otros todos coincidimos, menos por supuesto quien manda, que lo primero que debe cambiar es el origen del reparto de estos fondos, que de ningún modo, puede seguir saliendo directamente de Alcaldía.
jose valentin ramirez
22 enero, 2017 at 10:02
Conforme con el fondo y la forma del artículo hay una cosa que no estoy de acuerdo y es con la desaparición del boletín municipal. El boletín debe seguir. Es el único medio que llega a todo el pueblo y, entre otras muchas cosas, puede compensar la «brecha digital». Lo que hay que hacer es convertirlo en un auténtico servicio público: Información de las obras que va a haber con indicación de como evitar (en lo posible molestias) aparcamientos disuasorios, vías alternativas, etc.. información de actividades nuevas del ayuntamiento, de sus servicios.. separata para que los movimientos sociales puedan llegar a la gente. Y también, por que no, la política ya que es la actividad mas noble del ser humano, es la actividad que nos hace humanos. otra cosa es que algunos lo lleven exclusivamente al «quitate tu que ahora me toca a mí»… y así nos va.