GETAFE/El rincón del lector (18/01/2017) – En los últimos días hemos conocido la notica del despido de 21 trabajadores y trabajadoras de la Empresa Municipal de Limpiezas (LYMA), parece ser que por aprovecharse fraudulentamente de un avance social del convenio colectivo.
Si esto se ha demostrado que es así, lo primero que quiero manifestar es mi más absoluto rechazo y condena de esas prácticas. Hechos como ese, debilitan prácticas y discursos de defensa de un sector público potente. Y más aún cuando esta empresa pública nació, como condición indispensable para entrar en el Gobierno municipal de Getafe, por parte de IU-CM, recuperando así las privatizaciones hechas en años anteriores en el entonces Servicio Municipal de Limpiezas. Además, actuaciones como esas, debilitan a los trabajadores y trabajadoras, a los sindicatos de clase como sus representantes, y a la propia esencia de la negociación colectiva.
Por lo tanto, sí. Como persona contundente en la defensa de lo público, de los derechos de la clase trabajadora, de los sindicatos de clase como sus representantes legítimos, y de la negociación colectiva, esas prácticas hay que erradicarlas con toda contundencia.
El asunto es delimitar qué es contundente y qué va más allá de la contundencia.
No voy a ‘tirar’ de demagogias sobre las condenas que reciben atracadores de ‘cuello blanco’ y corruptores y corruptos. Es verdad que ganas no faltan, cuando uno tiene la sensación de que la justicia solo parece serlo con los que no poseen más capital que su fuerza de trabajo.
El régimen disciplinario de cualquier convenio contempla más alternativas que el despido, por eso me atrevo a decir que el despido de esos 21 trabajadores y trabajadoras de LYMA tiene más de injusto que de contundente. Y más de inexplicable que de explicable para un Gobierno municipal de izquierdas, que entiendo conoce sobradamente la composición social de la empresa, y la condena irreversible que puede significar para personas que no volverán a trabajar en su vida, si son despedidas.
En términos laborales, el despido viene a ser como la ‘pena de muerte’ para muchos y muchas. No hay reinserción posible, principio básico de la izquierda en la aplicación de penas y condenas para todo tipo de delitos.
Quiero confiar en la reflexión del Gobierno municipal, y que conjuntamente con los sindicatos, acuerden las medidas a aplicar para que hechos como éstos, o análogos, sean imposible que se produzcan.
Sanciónese con contundencia, pero para reinsertar con toda contundencia.
rober
21 enero, 2017 at 12:30
Por favor que alguien por muy Sara que sea haga caso a este hombre. La razon, proporcion y equidas