GETAFE/Educación (16/01/2017) – Ya no pueden más. No han avanzado ni un ápice desde que denunciaran hace casi dos meses los problemas y retrasos en las obras del CEIP La Alhóndiga. La situación, lejos de mejorar, ha empeorado. «Han cerrado más zonas de patio, y las han llenado de hierros, pero de trabajar, nada de nada». Según explican desde el AMPA del centro, incluso se ha despedido a los dos únicos trabajadores de Grupo Bertolín, empresa adjudicataria de las obras, que tenían que hacer el trabajo. Todo está parado, las obras de remodelación que tantas expectativas e ilusión habían arrancado en padres y centro son un quebradero de cabeza «y sobre todo un problema de inseguridad. Las vallas se están cayendo continuamente, el otro día al lado de una profesora que pasaba. ¿Están esperando a que pase algo?», lamenta Carmen Fernández, presidenta del AMPA.
Las obras, adjudicadas por el Ayuntamiento a la empresa Grupo Bertolín, tendrían que finalizar en febrero, y ya en noviembre se le había abierto un expediente a la empresa por incumplimiento de plazos. Desde el consistorio aseguran estar «en permanente contacto con padres y centro educativo». De hecho tienen una reunión el próximo jueves. «Pero estamos cansados de reuniones, queremos soluciones, porque nuestros hijos no pueden estar así». El Ayuntamiento explica el conflicto que mantiene con la empresa, que «no cumple el contrato y está presionando al Ayuntamiento para obtener más dinero». La licitación de esta obra, de cerca de un millón de euros, se hizo con una bajada de un 35%. Incluye también las obras en el CEIP Ciudad de Getafe.
Las actuaciones en el centro suponen un riesgo para los niños, pero también un quebradero de cabeza a la hora de acceder a los suministros. «Para el gasoil de la calefacción se las ven y se las desean pero las bombonas de propano de la cocina directamente las tuvimos que subir nosotros atravesando todo el centro», certifica a su vez Ignacio Gómez, director del CEIP LA Alhóndiga. El patio está lleno de vallas y agujeros que impiden que los camiones de reparto accedan a las zonas habilitadas para su descarga, así que los suministradores únicamente dejan las bombonas en la puerta. El director y el conserje se encargaron de trasladarlas a su ubicación. En una de las escaleras exteriores del gimnasio un elemento de un pórtico corre riesgo de caerse «pero no lo pueden arreglar porque la pluma que tendría que acceder a esa zona no puede pasar».
Siguen teniendo el colegio abierto a la calle, sin valla exterior, más allá de la de obra. «Esta semana nos han puesto otra valla, pero yo misma soy capaz de levantarla», explica una madre que pertenece al AMPA. Para mejorar la seguridad, la empresa ha puesto un vigilante… que se va a las 6 de la tarde. En Navidades se han encontrado más de un día a chavales dentro haciendo parkour.
El AMPA se ha puesto en pie de guerra. «Estamos cansados de buenas palabras. Queremos soluciones». Obras sin terminar=Inseguridad se lee en la pancarta que ya han extendido en la fachada del centro junto a decenas de papeles que advierten de la situación. «No vamos a parar. Estamos preparando concentraciones, encierros, e incluso estamos valorando que los niños no entren al colegio, que se queden en la puerta», advierten desde el AMPA.