OPINIÓN/Palabra de concejal (03/10/2016) – El proceso de integración en la Unión Europea vivido por nuestro país en las últimas décadas, ha supuesto un cierto proceso de homogeneización entre sus distintos estados miembros, no solo a nivel legislativo, sino también en cuanto al comportamiento de los diversos actores sociales y económicos en el nuevo marco de un mundo cada vez más globalizado.
Sin embargo, y de forma paralela, estos procesos también han promovido un aumento de la competencia entre diferentes territorios a escala nacional, europea y global, lo que ha llevado a poner de manifiesto la necesidad de diferenciarse y poner en valor, en cada territorio, tanto sus condiciones actuales que son resultado de su historia (económicas, sociales, culturales…) como sus potencialidades hacia el futuro cimentadas sobre los recursos disponibles (físicos, humanos, financieros y de conocimiento).
Con casi un siglo de tradición industrial, Getafe ha experimentado situaciones de expansión, crisis y reestructuración del sector que ha sido la base de su estructura económica durante todo este tiempo, y aunque las estadísticas señalen que los servicios han adquirido cada vez una mayor relevancia en la economía de nuestra ciudad (comercio, universidad…), Getafe continúa siendo uno de los principales focos de desarrollo industrial de España en términos de empleo.
En este contexto, en los últimos tiempos, y al analizar la situación de partida y la estrategia de desarrollo propia de un territorio, cada vez se ha puesto el foco con mayor intensidad sobre los factores extraeconómicos que condicionan la capacidad de acción de las empresas, los procesos de innovación y, en definitiva, los principales elementos que determinan su competitividad. Desde esa perspectiva, Getafe debe aspirar a considerarse como una ciudad con proyecto, que busque consolidar un tejido empresarial innovador mediante la aportación de diversas estrategias complementarias: la promoción de espacios para la actividad económica; inmuebles, servicios y equipamientos de apoyo a las empresas, formación de los recursos humanos locales, la mejora de la calidad de vida y, de forma muy relevante, mediante la cooperación y concertación entre actores públicos y privados en el desarrollo de unas nuevas formas de gobernanza más participativa, en las que el Ayuntamiento desempeña un papel fundamental.
Desgraciadamente, y con el agravante de la crisis vivida en toda Europa, las últimas legislaturas municipales encabezadas por socialistas y populares en estos años no han contribuido en la medida que cabría esperar a diseñar y poner en funcionamiento unas líneas de desarrollo estratégicas en la proyección de futuro que hemos señalado, sino que han actuado a la defensiva ante la crisis, sin que se pueda reconocer hoy en día un modelo de ciudad definido más allá de declaraciones grandilocuentes que no tienen reflejo en la actividad diaria del Gobierno municipal.
Tampoco ha ayudado un Gobierno de la Comunidad de Madrid, en la etapa de la presidencia de Esperanza Aguirre, que olvidó la importancia de los referidos elementos socioeconómicos que puedan generar un entorno social e institucional favorable al desarrollo basado en la innovación y el conocimiento y que, sobre todo, ignoró a los ayuntamientos y al tejido social y económico madrileños como protagonistas de este proceso.
Aunque no es posible desarrollar en este artículo todas las propuestas de Ciudadanos para el futuro del crecimiento y la creación de empleo en Getafe y en el conjunto de nuestra región (continuaré haciéndolo siempre que tenga oportunidad), sí me gustaría finalizar destacando, al menos, una breve opinión sobre la industria, que es el tesoro que nos diferencia y sitúa en una posición privilegiada respecto a otros territorios.
Por supuesto que la industria puede ser un medio para lograr un crecimiento inclusivo y equilibrado, con un empleo cualificado y de calidad, pero es evidente que no podemos continuar con el modelo de desarrollo del siglo pasado. La humanidad está utilizando recursos naturales y generando residuos a un ritmo que es ecológica, económica y socialmente inaceptable.
Esto significa que el sector manufacturero debe ser sostenible en el largo plazo, y para ello tiene que someterse a una rápida transición. Esta transición hacia un desarrollo industrial sustentable e integrador supondrá nada menos que una nueva revolución industrial. A diferencia de las revoluciones anteriores, ésta no deberá limitarse a una serie de empresas o países actuando de manera independiente. Esta revolución debe definirse por un enfoque de colaboración donde instituciones, sector privado y otros actores trabajen coordinadamente para crear un entorno propicio para un cambio transformador.
El pasado jueves, nuestro portavoz en la Asamblea de Madrid, Ignacio Aguado, y yo misma, realizamos una visita de trabajo a las instalaciones de Airbus donde pudimos conocer de primera mano la situación del que probablemente será el sector industrial más relevante en nuestro futuro, como es el aeronáutico. Precisamente, queríamos poner de manifiesto con esta visita nuestro compromiso con el tejido industrial de Getafe y nuestra intención de intervenir de forma coordinada en todos los niveles institucionales en el sentido que señalábamos anteriormente, y donde sabemos que contaremos con la colaboración de todos quienes trabajan cada día en y para Getafe.
En definitiva, aunque azotada por la crisis como todas, creemos que la ciudad de Getafe se encuentra en una situación favorable de partida para acometer nuestro próximo futuro y este es un reto que nos afecta a todos.
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