OPINIÓN/El Rincón del Lector (17/10/2016) – Supongo que, a la vista del resultado de la votación sobre las Ordenanzas Municipales, los concejales de Ahora Getafe habrán respirado hondo profundamente aliviados. Porque, ¿qué hubieran hecho si el resultado hubiera sido que debían votar NO en el Pleno municipal? Estuvieron negociando durante mucho tiempo con el Gobierno municipal y, finalmente, llegaron a un acuerdo: ¿en qué hubiera quedado ese acuerdo? ¿Hubieran dimitido los concejales de Ahora Getafe ante la desautorización recibida? Esto último hubiera sido lo lógico pero nunca se oyó hablar de ello.
Ahora Getafe tiene un problema que, en mi opinión, solo puede resolver decantándose por una u otra alternativa: su creencia en la democracia directa, es decir, su convencimiento de que es “la gente”, así, en abstracto, quien debe tomar las decisiones (democracia directa); o que esa misma gente cuente con unos representantes elegidos para que la represente en las instituciones (democracia representativa); claro que en el primer caso, si quieren ser coherentes, deberían abandonar la institución. Deberían explicarse a sí mismos y a la gente que les eligió, para qué aceptaron participar en el sistema de la democracia representativa situando, en nuestro caso, a un determinado número de concejales en el Ayuntamiento de Getafe si no creen en dicho sistema y, en consecuencia, cuando llega la hora de tomar una decisión importante, renuncian a que la tomen los concejales elegidos y descargan la responsabilidad en “la gente”.
Este problema del que hablo contiene en sí mismo otro: ¿Cuál es el concepto que tiene Ahora Getafe respecto al liderazgo político? Porque decir que “la gente” sabe lo que quiere en cada momento y, por tanto, no necesita a nadie (líderes) que la oriente o señale el camino, a la vez que un determinado número de personas conforman una candidatura y obtienen unos puestos de representación en base a un programa que, en teoría, se comprometen a cumplir, es hacerse trampas en el solitario o, lo que es peor, engañar a “la gente” creyendo que no piensa.
Porque si alguien se presenta a unas elecciones comprometiéndose a cumplir un programa político y resulta elegido lo que ocurre es que “la gente” que lo eligió lo ha convertido en su líder, les guste o no a los miembros de Ahora Getafe. Dicho de otro modo, quien los eligió confía en que cumplirá el programa que presentó porque sabe cómo hacerlo, no espera que, cuando la decisión a tomar sea difícil o demasiado comprometida les pregunte qué deben hacer sus representantes.
Otro concepto que Ahora Getafe debería tener más claro es el de la “participación”. Quizá los concejales de Ahora Getafe opinen que estoy equivocado, que “la gente” quiere participar pero, como digo, deberían meditar sobre lo que significa eso, porque no es lo mismo participar debatiendo, opinando, haciendo propuestas, que tomando decisiones.
Mi argumento para defender lo que digo sobre el liderazgo y la participación son los números: en las pasadas elecciones 20.647 personas quisieron que Ahora Getafe les representara en el Ayuntamiento de Getafe; en la votación para decidir sobre las Ordenanzas Municipales han “participado” 515 que suponen sólo el 2,49% de los que les eligieron.
Insisto, Ahora Getafe debería meditar profundamente sobre los conceptos de liderazgo y participación y, por ende, sobre el papel que, responsablemente, debe jugar en la institución municipal.