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Síndrome postvacacional: ¿cómo evitarlo?
Por Laura de Toledo Congosto, psicóloga y sexóloga. el 5 septiembre, 2016@GetafeCapital
OPINIÓN/Rincón psicológico (05/09/2016) – El síndrome postvacacional, estrés o depresión postvacacional es cada vez más frecuente en nuestra sociedad, va más allá de la tristeza natural asociada al final de las vacaciones. Durante los días de vacaciones vivimos una etapa feliz de nuestra vida: pasamos tiempo en familia, hacemos cosas que nos gustan, disfrutamos de la comida, dormimos más de la cuenta, practicamos nuestro deporte favorito… Cuando esta situación termina y tenemos que volver a la rutina lo habitual es que no nos apetezca, pero cuando esa vuelta es más difícil de lo esperable y nos genera molestias físicas o del estado de ánimo aparece el síndrome postvacacional.
Los síntomas más frecuentes son la apatía o desgana por hacer cosas, cansancio físico, poca energía, ansiedad por enfrentarnos a situaciones rutinarias, dificultades para dormir ya sea por conciliar el sueño o porque éste no resulta reparador, falta de concentración…
Lo habitual es que se presenten síntomas durante varias semanas y es más frecuente cuando se han tenido vacaciones durante más de dos semanas consecutivas. Este estado no es peligroso, suele ser transitorio, pero debemos hacer lo posible por sobreponernos a la situación para no sufrir por ello y superarlo cuanto antes.
Algunas recomendaciones que podemos tener en cuenta para minimizar sus efectos y retomar la vuelta a la rutina de un modo saludable son:
Planificar las vacaciones.
Volver a casa unos días antes de comenzar a trabajar, para retomar la rutina progresivamente.
Incorporarnos a mitad de semana para que ésta sea más corta y poder ponernos al día poco a poco.
Dividir las vacaciones en varias etapas. Una vez que nos incorporamos:
Actitud positiva, es fundamental para afrontar la vuelta del modo más saludable posible. Volver al trabajo no es nada malo, es el medio que nos ha permitido disfrutar las vacaciones, por lo que es necesario volver.
Hacer los preparativos necesarios y con antelación para el trabajo, preparar la ropa, la comida, llenar el depósito de gasolina… evitar en la medida de lo posible los imprevistos durante los primeros días nos puede ayudar a tener una mayor sensación de control.
Mantener la calma, retomar la vuelta de un modo progresivo, no podemos resolverlo todo en la primera semana, demasiada carga de trabajo puede hacer que se nos agoten las pilas antes de tiempo.
Hacer actividades al salir del trabajo, aprovecha el tiempo libre para hacer cosas que te gusten: salir a pasear o mantener relaciones sociales, en verano es algo más fácil porque los días son más largos.
Hacer algo de deporte puede ayudarte a afrontar con más energía el día y dormir mejor.
Cuidar la alimentación, incorporar más frutas y verduras ricas en vitaminas para recuperar la energía, evitar cenas copiosas que nos puedan dificultar conciliar bien el sueño, cenar pronto o pasear después de cenar.
Si los síntomas no desaparecen tras dos o tres semanas es recomendable consultar a un profesional.
Retomar la rutina no es tarea fácil aunque sí necesaria para seguir caminando hacia delante.