OPINIÓN/El rincón del lector (16/09/2016) – “Todos los que tenemos experiencia parlamentaria sabemos que la agresividad y la descortesía, en la mayoría de las ocasiones, no hacen más que disimular la incapacidad del diputado, que tiende a tirar de brocha gorda para ocultar sus problemas de formación».
La frase anterior pertenece a un diputado del PP. ¡Qué bien harían sus correligionarios en el Ayuntamiento de Getafe si se la aprendieran!
Y un experimentado diputado socialista explica cuales son los requisitos imprescindibles para ser un buen parlamentario (en el caso que nos importa, concejal en el Pleno): “primero, saber de la materia de la que uno se hace responsable”; “segundo, trabajar, estudiar y preparar a fondo la materia sobre la que vas a tratar y debatir”; “tercera condición imprescindible es saber que estás en un parlamento moderno, donde es necesaria una dosis importante de capacidad para la deliberación, convencer y ceder para llegar a acuerdos». Supongo que, dado que esto lo ha dicho un socialista, los ediles del PP no consideraran necesario aprendérselo, pero ¡qué falta les hace!
A riesgo de resultar pesado, he de insistir en lo que he escrito ya en repetidas ocasiones: la conducta de los concejales del PP en los plenos resulta inadmisible, vergonzosa, irritante; los gritos, la enorme agresividad en el tono y las formas, la falta absoluta de respeto hacia la alcaldesa y el resto de los concejales, las interrupciones y el empeño en no dejar hablar a los demás… Al contrario de lo que dice el parlamentario popular, yo opino que no oculta sus problemas de formación, más bien los pone en evidencia; y también su falta de educación, de cortesía y de respeto.
Es cierto que la señora Presas y el señor Mesa, por nombrar a los que en el pleno de ayer hicieron los mayores esfuerzos por destacar en su particular carrera por ver quien hace más el ridículo, tienen modelos que les pueden hacer pensar que esa es la manera en que se deben comportar para prosperar en su partido: me cuesta trabajo escribir sin ruborizarme el nombre del ínclito Rafael Hernando o el del ya defenestrado Vicente Martínez Pujalte.
Pero tienen muy cerca a su jefe, el concejal-diputado regional-senador señor Soler. ¿Cabe mayor falta de respeto a sus conciudadanos, a sus compañeros de bancada y al resto de los concejales que sus reiteradas ausencias y retrasos? Ayer llegó a las ocho y cuarto, más de tres horas después de iniciado el Pleno y oí que alguien decía: “¡Llega tarde, como siempre!”, pero yo pensé que no había llegado tarde, había llegado a tiempo de cobrar como concejal de Getafe después de haber cobrado como diputado en la Asamblea Regional donde también ayer se celebraba el Pleno. Después salió y entró repetidamente de la sala, no parecía importarle demasiado lo que allí se debatía.
¿Hasta cuándo, [Juan Soler, concejales y resto del PP], abusaréis de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo esta locura vuestra seguirá riéndose de nosotros? ¿Cuándo acabará esta desenfrenada audacia vuestra? Cicerón dixit.