Elecciones generales julio 2016. Cuando 7 millones de españoles decidieron apoyar a una banda de malhechores, y 1 millón cerraron el paso a un cambio político, de momento…
Como decimos en Podemos, este 26 de julio íbamos a una segunda vuelta con el fin de romper el empate que se había dado en diciembre. Las cosas no han salido como nosotros esperábamos, ha aumentado la abstención hasta un 33% y contra todo pronóstico nuestra organización a pesar del acuerdo con IU, hemos perdido mas de un millón de votos, el PSOE también ha perdido 120.606 votos y 5 diputados, así como Ciudadanos que perdió 390.759 y algunos diputados. Solo el PP ha ganado más de 600.000 votos y diputados.
En estos meses han pasado muchas cosas, quizás la mas importante fue la no formación de un gobierno que obligó a una segunda vuelta. Rajoy se sentó a la espera y a presentarse como la única alternativa segura. Pensando que los efectos de la corrupción ya habían llegado al limite de su desgaste. Es decir que ya no le iba a pasar más factura. En contra de nuestra opinión, que pensábamos que cómo se podía votar a una organización que en cualquier país democrático de nuestro entorno, estaría fuera de la ley.
La incorporación de IU a las convergencias que ya se habían fraguado en diciembre, aportaba al proyecto de Unidos Podemos un millón de votos y cambiar la confrontación en la izquierda por la cooperación. Esto nos daba una perspectiva de ganadores y centramos nuestro objetivo en ganar al PP. Además las encuestas nos confirmaban nuestras pretensiones. En todo nuestro discurso dábamos por hecho el sorpasso al PSOE, lo que le obligaría a participar en un gobierno de cambio pilotado por nosotros.
Esta jugada parecía de diseño de despacho, pero nunca tuvo en cuenta las dificultades que tendría al llevarla a la práctica. Y por supuesto, creo que no se tuvo en cuenta suficientemente lo que teníamos en frente, es decir a todos los poderes políticos, económicos y mediáticos.
Unidos Podemos, sin quererlo, pero ha dado una imagen de Alianza de Izquierdas, los debates en los medios nos forzaban a un posicionamiento ideológico. (Del comunismo a la socialdemocracia). Dando una sensación de no saber exactamente qué éramos. Salvo en los grandes actos, Unidos Podemos no ha tenido una campaña propia. Al menos en Madrid había mas carteles de Garzón que el de campaña donde estaban todas las caras.
Cada uno hacia su propio discurso. IU tenía que demostrar que no se diluía en Podemos y por eso forzaban la diferenciación para contentar a los amigos de Lara y Llamazares que les denunciaron por su entreguismo y ya habían manifestado que votarían tapándose la nariz. (Ahora después de las elecciones, Llamazares y la eurodiputada Paloma ya han salido al ataque).
Por parte de Podemos tampoco hemos estado preparados para el acoso que hemos sufrido por parte de todos los poderes del estado, la prensa y demás poderes económicos. Todos coincidían en que el mayor peligro para España era un gobierno de Podemos. Frente a este acoso, dábamos una imagen de responsabilidad, de que no éramos tan peligrosos como decían. Hablábamos poco de la realidad social y de nuestro programa que se hizo famoso por lo de IKEA pero que se ha leído muy poco en nuestros Círculos. Al no hablar suficientemente del programa y sí de responsabilidad para gobernar con el PSOE, ahuyentábamos a sectores de movimientos sociales, ácratas y sectores autónomos que sí nos habían votado en diciembre. Esto no lo digo por casualidad, sino por por debates que he tenido con ellos.
Por otro lado la campaña de terror del PP y de todos los demás partidos y medios contra Podemos. Y más en esta situación de posible gobierno, ha hecho que muchos vecinos y vecinas que nunca habían participado en política y que incluso habían podido votar a la derecha y en diciembre sí nos habían votado a nosotros, ahora se han alejado. (Les hemos dado miedo). Esta valoración la he hecho en mi barrio, con vecinos que antes se pasaban por casa o hablábamos en el parque o en el mercado, hoy evitan casi el encuentro. Es una forma de manifestarte que no han visto claro lo nuestro y no saben como decírtelo.
En síntesis podríamos decir:
Unidos Podemos y las demás confluencias son el único motor para el cambio de este país. No hay marcha atrás, pero debemos recuperar la acción política en torno a nuestro programa y a nuestra apuesta democrática para un país nuevo. El pueblo contra la casta. Tenemos suficiente base y energía para continuar el compromiso que asumimos hace dos años.
En la Comunidad de Madrid si ha habido sorpasso y en nuestro pueblo, Getafe, también, con un apoyo del 26,6% del voto. Hemos podido cometer errores por el deseo de poder parar tanto sufrimiento a nuestro pueblo, y al verlo tan cerca, nos ha podido hacer soñar. No me arrepiento de haber soñado por unos meses, no me arrepiento de haber creído en la gente que ya forma parte del cambio. No estamos todos, todavía, pero si los suficientes para que este camino ya no tenga vuelta atrás.