Ahora, como en el 20D, nos encontramos con un escenario multipartidista con sus luces y sus sombras.
PARTIDO POPULAR. Mariano Rajoy de manera reincidente en todos los sondeos de opinión y en el último estudio del CIS (Centro de Estudios Sociológicos) es el líder político peor valorado, con una nota que queda muy lejos del aprobado. Se le suele describir como el gran superviviente de todos los tiempos… que le permite sobrevivir a todos los escándalos de corrupción y pillaje, eso sí, con una gran dosis de cinismo político. Pero de nuevo el Partido Popular es el partido más votado (según todos los sondeos).
Son varias las reflexiones que intentan arrojar luz acerca de la tendencia, entre otras se apunta:
CIUDADANOS. Albert Rivera de perfil netamente capitalista, es una fuerza política emergente que se nutre y acoge a votantes fugados de otras formaciones. Se presenta a sí mismo como la versión moderna de la derecha liberal española que aspira a recoger el voto del hartazgo de la derecha tradicional presentándose como el centro político. En clara sintonía con las políticas del Partido Popular.
En la otra orilla con todos los matices necesarios se encuentran:
PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL. Pedro Sánchez. Se presenta a sí mismo como de izquierda, internacionalista no independentista. Presenta la imagen de renovación del partido, al mismo tiempo que afirma sentirse «orgulloso» del legado que han dejado los gobiernos socialistas de España desde el inicio de la Transición.
La bolsa más grande de simpatizantes es la de mayores de 55 años, sensiblemente mayoritaria entre las mujeres y en las circunscripciones menos pobladas. Mantiene una alta fidelidad al centro sociológico con un pequeño sesgo hacia la izquierda. El panorama que ha dibujado el líder del PSOE es que España tiene pendiente una «gran agenda de reformas» y que solo son posibles desde una socialdemocracia «homologable a la de la Unión Europea» que representa el PSOE y que antepone los intereses generales a los particulares.
UNIDOS-PODEMOS. Pablo Iglesias. Su perfil de claro liderazgo político, donde se mezclan las afirmaciones rotundas y la emoción, «vengo a ganar, no quiero ser la oposición al régimen, quiero ser la fuerza que lidere el cambio de régimen». Han sabido sintonizar con las demandas de la ciudadanía en un primer momento del 15-M y posteriormente con las Mareas. Su logro: romper la atonía y desafección política. Con un debate permanente acerca de la transversalidad que pretende representar y reflejar la complejidad de identidades múltiples y plurales.
Los estudios del CIS y Metroscopia nos dicen que el retrato robot de sus simpatizantes son jóvenes entre 18 y 34 años y personas de mediana edad. Es una formación que está sufriendo todas las contradicciones del paso de la oposición a la propuesta, de la crítica a la gestión de las instituciones. La presencia de Alberto Garzón como uno de los políticos mejor valorado por la ciudadanía, junto con la aportación de experiencia y militancia de la formación que representa (Izquierda Unida ) viene a enriquecer el arco parlamentario, pero también la calle, de abajo arriba.
TRES DESAFIOS PARA LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA.
Según el Global Wealth Databook 2014 de Credit Suisse el patrimonio global de los españoles en 2014 era 4.500 billones de euros. Es decir, que el patrimonio promedio por habitante sería de 81.126 €uros. Pero como todos sabemos la media no refleja la realidad. Si dividimos la riqueza patrimonial en tramos del 10%, nos encontramos que el 10% de la población «clase alta» posee el 55,6% de toda la riqueza. Y el 10% que menos tiene, no solo carecen de posesiones sino que tienen una deuda per cápita de 2.888 euros. Ello demanda una reforma fiscal de corte progresista.
Resulta paradójico que la mayor parte de las formaciones políticas orienten sus discursos a la denominada clase media, cuando la realidad socioeconómica nos habla de la pobreza y la precarización de la clase trabajadora. La reciente Encuesta sobre Condiciones de Vida (ECV-2016) manifiesta que el porcentaje de población en riesgo de pobreza se situó en el 22,1%. De ellos, el 9,4% de los hogares tenía retrasos en los pagos a la hora de abonar gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, electricidad,…). Situación que viene a plantear como prioridad política la movilización social por el cumplimiento de los derechos humanos. Se hace necesario la puesta en marcha del llamado Plan de Emergencia Social.
Ahora como plantea Pérez Tapias (Exodo Nº 133) «no basta con alianzas negativas» frente a las fuerzas de la exclusión y dominio que la desvirtúan, sino que es necesario aglutinar el potencial ciudadano para configurar «mayorías positivas» capaces de impulsar alternativas transformadoras haciendo frente a la batalla ideológica del cinismo político que tan eficazmente actúa como disolvente de todo empeño de justicia. Estamos ante un enemigo armado hasta los dientes. Se abre una nueva fase ante las instituciones europeas que exigen la racionalización del gasto (recortes) o el giro hacia la profundización de la democracia real que exige la reorientación presupuestaria y la soberanía de los pueblos.