Es una analogía y a la vez un reto. «El pan es el alimento universal y siempre recuerdo que de niño decían que con el pan no se juega. ¿Por qué no vamos a poder jugar?». Abraham Gascón afianzó así, hace más de una década, una idea (una locura, le dijeron algunos) que ahora plasma en exposiciones como la que se puede ver hasta el 19 de junio en el hall del hotel Room Mate Óscar de Madrid. Este artista getafense pinta tostadas: de las que se desayunan diariamente en cualquier casa. Las trata y las prepara para que «no se pudran ni se deshagan». Es un proceso secreto, en el que estuvo trabajando junto a un laboratorio para dar con la fórmula. Ahora su casa se ha convertido en «Villa Tostada», como él mismo bromea. «Tengo estanterías llenas de tostadas en el trastero que se están tratando», explica. Hasta el cabecero de su cama está hecho con tostadas. El proceso de tratamiento dura varios meses.
¿Qué sentido tiene pintar tostadas? «Que no dejen indiferente a nadie. Todo el mundo quiere tocarlas, a todo el mundo le llaman la atención». En la primera galería de Moscú en la que expuso, después de que le dijeran, textualmente que su idea «¡es una puta locura!», vendió las 60 obras que envió. De eso hace más de diez años. Ahora su obra es cotizada. En su última exposición las más de 50 ideas que presenta están a la venta entre 600 y 35.000 euros. La más cara es su obra estrella, finalista del premio artístico de Ibercaja en 2015: una cruz bizantina plagada de jade, rubíes, corales… Su próximo proyecto es una exposición en Milán de 5.000 hormigas metálicas que cada una de ellas lleva una tostada en la boca.
Para la cadena Room Mate ha cerrado una serie de exposiciones en las que Madrid es el pistoletazo de salida. «Cada exposición es única». Esta primera lleva el título de Fauna y Flora. «Me dijeron que hiciera lo que quisiera, me dieron total libertad». Así que se sentó en el hall del hotel a ver pasar la gente. «Los deshumanicé y los convertí en animales: la típica vecina que te mira como una avestruz; la abeja que se cree la reina; un zorro en homenaje a esos que van vestidos como unos zorros…» o incluso «un marajá que es un globo que se deshincha». Luego vendrán plazas importantes como Méjico o Nueva York. «Voy a hacer algo divertido e impactante», adelanta.
Hace algo más de un año emprendió otro proyecto, el de la #tostadaquediolavueltaalmundo. «Quería sacar el lado amable de los países, que la gente se llevara la tostada y la fotografiara en diferentes lugares». Así nació la idea, y ya van recorridos 22 países. «Ha pasado por Abu Dhabi, Emiratos Árabes, Marruecos, Alemania, Israel, Canadá, Estados Unidos, Bolivia, Panamá (y no le han abierto ninguna cuenta), República Dominicana… ¡yo quiero ser tostada!», bromea Gascón.
Las anécdotas con la tostada son múltiples. «En Portugal, haciendo una foto en el castillo de Belem, se cayó al agua». Ha viajado en avión, en barco, en tren, en camello… y además «sirve de nexo de unión entre personas que no tienen nada que ver y que se la llevan: de diferentes religiones, de diferentes profesiones…».
El fin último es benéfico. «Cuando finalice su viaje por los 194 países del mundo, cada país tendrá una tostada: se subastarán y lo que saque cada una de ellas irá a la ONG que decida la persona que se la ha llevado a ese país».
En enero está previsto que su obra recale en su propia ciudad, Getafe, en el Espacio Mercado. «Quiero hacer cosas con niños, para que aprendan a comer, que puedan pintar tostadas… y también quiero hacer algo representativo de Getafe, algún edificio, pero siempre con mucho color, con muchos cristales…». Su cabeza es un hervidero de ideas, pero aún queda tiempo. De momento, se puede disfrutar de su obra en el Room Mate.