Fútbol y política; política y fútbol

futbol y políticaMe hubiera gustado escribir este texto dentro de unos días, cuando el equipo hubiera logrado la permanencia en la máxima categoría del balompié español  y poder acompañar el mismo de una imagen de este humilde vecino dejando su garganta animando al equipo de su pueblo en el partido que enfrenta este domingo a los azulones frente al equipo asturiano de Gijón; la entrada ya la tengo.

Con todo ello estaría realizando la habitual justificación que todos los vecinos usamos antes de realizar una crítica a la relación de nuestra ciudad y su club de fútbol, un ejemplo práctico es la intervención del concejal de Ahora Getafe, Daniel Pérez, en la cuestión de la subvención a la empresa privada Getafe CF SAD explicando que era abonado no recuerdo desde que año.

Esta eterna justificación de todos aquellos que hemos intentado rechazar las ayudas públicas a una empresa privada viene motivada por el vínculo que ha establecido nuestra clase política con este club y este deporte. El símbolo de esto es Pedro Castro, no existe imagen de los ascensos o finales de copa donde no aparezca, nadie puede poner en duda que intentó  patrimonializar este “éxito”. Desde el club se consintió.

Es evidente que a Pedro le gusta el fútbol y que su relación con Ángel Torres, a pesar de los pesares, es buena. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, la presencia en el palco, en el último partido que han disputado como locales los getafenses frente al Real Madrid CF, del ex alcalde de Getafe, a quien no invitan ni a actos de la historia de Getafe tras veintiocho años de alcalde, como único “representante” de la clase política, es un claro ejemplo.

Tras Castro, llegó un alcalde a quien no le gusta el fútbol, como el mismo ha reconocido, pero una de sus primeras acciones fue colocarse la bufanda y reunirse con el presidente del club. Imagen para la posteridad la entrada en el García Lorca de la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, junto al presidente del Getafe CF en el pleno de investidura de Juan Soler como alcalde de Getafe.

Y como olvidar el gesto de la entonces candidata, hoy alcaldesa Sara Hernández quien tras años “residiendo” en la zona noble del palco del Coliseum Alfonso Pérez  decidió junto a un ex concejal , hoy cargo de confianza, comprar una entrada para asistir a uno de los partidos del equipo “junto a la afición”. O la ya histórica reunión de los recién llegados candidatos de Ciudadanos con el señor Torres que les impidió durante meses tomar posición en la relación dinero público y empresa privada.

Otro ejemplo es la imagen que dio origen a este artículo: la estatua del ex futbolista del Getafe CF Gica Craioveanu que tras diversos avatares ha acabado abandonada en este terreno municipal en el Parque de la Alhóndiga, de los tiempos de las fotos y el champagne a su breve paso por las listas del Partido Popular de Getafe provocaron que de tener un “monumento” pases a ser un “escombro”.

Realmente creo que ha sido nuestra clase política, sin diferencias ideológicas, quienes unas veces por acción y otras por omisión han puesto su granito de arena para que  esa “grandiosa minoría” que es la afición del equipo de nuestra ciudad no haya logrado crecer en número y pasión por unos colores que no representan a todos. En esta semana de debate sobre los límites de la separación entre religión y política no hubiera estado de más haber incluido a esa nueva religión que es el fútbol y cómo nuestra clase política debe mantenerse alejada de lo que simplemente debería ser deporte y pasión. ¡¡¡Aupa Geta!!!



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