Esta semana me gustaría hablar de cómo fluye la información local en este mundo hiperconectado. Las últimas semanas han sido muy relevantes, en un movimiento similar al de las olas del mar que vuelven una y otra vez con su eterno movimiento para acabar, siempre, siempre, desapareciendo en la arena de la playa.
Como si de un espejismo se tratara les recuerdo lo que hace unas pocas semanas situaba a nuestro municipio en el foco informativo nacional, el Ayuntamiento de Getafe era intervenido por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, enorme revuelo informativo, se llevaron informes, se detuvo a técnicos municipales, artículos criticando la gestión del anterior edil municipal señor Soler, de repente la calma, tensa calma, es cierto, pero nada más ha trascendido de tal suceso.
Menos tiempo ha pasado aún del ya conocido como Caso Mónica Cerdá, dimite, no dimite, demanda judicial, se retira la demanda, otra serie de artículos sobre lo que pudo haber pasado en aquel despacho que ninguno conocemos, renuncia a sus competencias, se presenta en un pleno que abandona a la mitad, y después, la calma, tensa calma, es cierto, pero nada más ha trascendido de tal suceso.
Pero no siempre sucede igual con todos los temas, esta semana por ejemplo ponía encima de la mesa este medio un asunto que va a generar mucho debate las próximas semanas, el destino de la Plaza de Toros de nuestro municipio, su estado, la declaración de ciudad libre de maltrato animal, etc. Son situaciones que van de menos a más.
Y finalmente encontramos cuestiones surrealistas desde el punto de vista vecinal, una proposición que va a pleno entre casi un centenar, donde todos se abstienen porque nadie sabe muy bien de qué se trata, se hace pública, genera un rechazo en la sociedad, los partidos de la oposición se hacen eco del rechazo y el gobierno municipal lo retira del orden del día. Hasta aquí todo correcto.
Se entiende que nuestros representantes han escuchado la demanda de los vecinos, pueden estar más o menos de acuerdo, pero han ejercido eso que tanto demanda la sociedad ser escuchada, nada más lejos de la realidad, a las primeras de cambio, en lugar de predicar con el ejemplo y escuchar a los vecinos, se emprende un ataque contra quienes no piensan igual que ellos, descalificando a los vecinos como “demagogos” o ridiculizando a los partidos de la oposición.
En este caso la información continua elevando su tono rozando la propaganda partidista que incluso llega a sonrojar, normalmente son este tipo de asuntos menores, si así se quiere definir, los que a lo largo de una legislatura erosionan mucho más la credibilidad de un gobierno que otros a priori más escandalosos, manejar “con mano izquierda” la gestión municipal es una reválida que este gobierno de ocho concejales que preside Sara Hernández aún ha sabido superar, en el último mes han aparecido demasiados tics del pasado.