A quienes leyeron la semana pasada esta “columna” semanal puede sorprender el contenido de la intervención de hoy, no por falta de rigor, se cumplieron los peores augurios sobre un proyecto, las Escuelas de Verano, que no tiene por donde cogerlo por mucho esfuerzo que realice el Departamento de Comunicación.
Lo de hoy debería ser lo común, lo lógico, en un espacio que se define como políticamente incorrecto, es la alabanza a la actuación de nuestros políticos. ¿Existe algo más incorrecto en esta España de comienzos del siglo XXI?
Y el reconocimiento esta semana es para la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, por extensión a todo el Gobierno municipal, por la valentía que han demostrado en programar el arreglo de la calle Fernando Barrachina ubicada en el barrio de La Alhóndiga.
Entiendo querido lector que para los no conocedores del asunto esto pueda sonar a broma, nada más lejos de la realidad: nadie, nadie en las tres últimas décadas se ha atrevido a intervenir en esta vía, casi se la podría considerar una calle pre-democrática.
Esta calle tiene dos partes perfectamente divididas por la Plaza de Colón; la que se encuentra ubicada entre la calle Leganés y la propia plaza sí ha sido remodelada parcialmente. Es el extremo ubicado entre dicha la plaza y la intersección de las calles Santiago Rusiñol y Reyes Católicos la que prácticamente no conoce intervención humana en dos siglos.
Se trata de una calle con aceras por donde circular con silla de ruedas es físicamente imposible ni por ancho ni por la imposibilidad manifiesta de estos aparatos de saltar escalones como los de esa calle; ir con un carro de bebé es someter al menor a tal desbarajuste físico que si fuera más conocido sería incluido en el capítulo de delitos contra la salud del menor: voy a obviar baches, desniveles y el pavimento.
La “excusa” oficial al abandono era el aparcamiento de los vehículos a motor, también conocidos como coches, dada la estrechez de la vía. Ampliar las aceras y por tanto llevar adelante su remodelación parece que lleva aparejada la eliminación de plazas de aparcamiento, la prioridad durante tres décadas en esa calle han sido las máquinas por delante de los vecinos, peatones, personas con movilidad reducida y menores.
Esta apuesta decidida por este Gobierno de anteponer al peatón, al vecino, a nuestros mayores y nuestros niños por delante de los coches y la contaminación, es de agradecer. Esto supera las cuestiones ideológicas, solo políticos valientes tienen clara la idea de ciudad que desean obviando las críticas que puedan surgir en su entorno, críticas que no debemos olvidar, siempre, siempre, se producen.
Reiterar mi reconocimiento a este Gobierno municipal, a su alcaldesa, a la concejala de barrio y concejal de Mantenimiento, por atreverse a realizar lo que ningún otro edil se atrevió a realizar en tres décadas. Gracias.
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