Tranquilos, no voy a hablar de Unión, Progreso y Democracia, partido, que por cierto, pese a que muchos disguste no ha desaparecido, el próximo 2 de abril elegirá a su nueva dirección nacional que intentará, por muchos palos en las ruedas que les pongan, ofrecer una alternativa política a la ciudadanía.
Mi intención bajo tan curioso epígrafe es situar a los díscolos concejales de Ahora Getafe que se ausentan en los Plenos, escriben cartas o rinden cuentas cuando creen conveniente. Espero que esta definición les agrade más que la de ‘los concejales del POSI’, sobre cuyas cabezas planea desde hace meses su futuro como concejales no adscritos.
Esta posibilidad se plantea en un escenario curioso: les deben expulsar de un partido que no existe. Me explico. Está en proceso de construcción, no tiene constituido el sistema y órganos necesarios para realizar esta acción, aunque ciertamente ellos podían abandonar su acta de forma voluntaria a los siguientes en la lista, como dictamina la ley.
No voy a entrar yo en las razones, no me interesa entrar en los farragosos asuntos internos de una organización política que se definió como candidatura de unidad popular y va perdiendo letras por el camino a un ritmo endiablado, ni en las formas, si fue antes el huevo o la gallina; la cuestión básica en este asunto es muy sencilla, los concejales de esta formación no se hablan entre ellos y dos concejales no respetan las decisiones mayoritarias del grupo municipal. El resto es superfluo.
Cierto es que esto puede parecer una simplificación de la realidad para los conocedores de la situación, lo admito, así es, pero no deja de ser la imagen real del votante, del vecino o del paisano que transita a diario por la calle Madrid, pocos entraran a discutir si los métodos del grupo municipal son correctos, las votaciones acertadas o los procesos de trabajo adecuados. ¿No han tenido señores tiempo de definir estas cuestiones antes de llegar aquí? Son todos igualmente responsables de la situación.
La solución es evidente, ambos concejales deben entregar su acta y como dicta la ley que sean los siguientes miembros de la lista que la candidatura presentó a las elecciones municipales el pasado mes de mayo quienes realicen el trabajo que estos dos señores no desean seguir realizando por discrepancias con el resto de compañeros, legítimas por supuesto, pero que no pueden superar las decisiones que se votan en el grupo municipal.
La ciudadanía no entendería de ninguna manera que estos ediles repitieran la situación originada la legislatura pasada con el señor Morato optando por quedarse con su acta a título individual después de que cómo ambos reconocen “están ahí como miembros de una candidatura” y no a título individual. Aún menos se entendería que el PSOE, que durante cuatro años criticó al PP por el “uso” del voto del no adscrito procedería de manera similar en este nuevo caso.
Muchos defendemos la necesidad de que los ciudadanos podamos elegir directamente a nuestros representantes, con nombres y apellidos, no con siglas, pero mientras esto no suceda, no se pueden hacer trampas según nos interese en cada momento.