Las órdenes las daba Ignacio González y los objetivos estaban marcados: Gallardón, Manuel Cobo, Prada, Cifuentes… y también los entonces alcaldes de Getafe, Pedro Castro, y de Fuenlabrada, Manuel Robles. Así lo ha declarado el guardia civil Antonio Coronado, ante la comisión de corrupción de la Asamblea de Madrid que analiza el turbio asunto del espionaje político que ocurrió bajo el mandato de Esperanza Aguirre. Coronado era asesor de seguridad del Gobierno y junto al también guardia civil José Ortega son los principales acusados de este caso de espionaje político que se desarrolla a partir de 2007.
La responsabilidad última se ha dirigido a la propia presidenta de la Comunidad de Madrid, a la que ha señalado Coronado, asegurando que «todo lo organizaba gente que daba cuentas a Esperanza Aguirre». En su comparecencia voluntaria ante la Asamblea de Madrid y la comisión, Coronado ha asegurado que era una práctica habitual. «Este tipo de actividades ocurría de forma informal y más tarde se canalizaron por la Dirección General de Seguridad», explicó Coronado a la sala, en un espionaje cruzado entre los dos ‘bandos’ populares: el capitaneado por Francisco Granados y el que desarrolló González, mientras era vicepresidente de Aguirre.