Mónica Labrador ha firmado su despido en un acto de conciliación en el que renuncia a denunciar a LYMA, lo que para el PSOE significa que «con su firma reconoce que no se han vulnerado sus derechos fundamentales, así como que no existió discriminación ideológica alguna contra ella«. Es decir, según los socialistas, los despidos ideológicos no existen. No se ha hecho público el acuerdo al que se ha llegado con la ya ex trabajadora de LYMA.
Labrador, que había sido integrante de las listas populares en 2011, fue una de las contratadas en la empresa pública mientras Juan Soler era alcalde de Getafe y una de las despedidas en la reestructuración que se hizo con la entrada del nuevo Gobierno que trató de enmendar «el derroche de más de un millón de euros en puestos directivos en LYMA«.
Además, se van a presentar diferentes denuncias ante el Tribunal de Cuentas sobre el cobro del plus de disponibilidad que varios trabajadores se autoimpusieron semanas antes de las elecciones municipales de mayo de 2015. De la misma forma se denunciarán ante el citado estamento, otro tipo de gastos como facturas desorbitadas de teléfono que llegaban hasta los 400 euros mensuales a costa del erario público.