Jesús Prieto llegó a la Alcaldía de Getafe a la vez que Enrique Tierno Galván hacía lo propio en Madrid: en 1979. Ambos compartieron momentos, llamadas, anécdotas y políticas. ‘Prieto, ¿cómo marcha Getafe?’ se interesaba el viejo profesor en repetidas ocasiones.
Era una persona culta, inteligente, y con una gran ironía que a veces provocaba que fuera complicado entender su sentido del humor, que lo tenía y mucho. Estas cualidades las reflejan sus numerosos libros, sus estudios, sus famosos bandos, y su quehacer profesoral y político. Quizá por eso le gustaba que le llamasen viejo profesor, y era capaz de hablar latín al Papa cuando vino por primera vez a Madrid en su discurso o sorprender en los carnavales con su famoso: «Rockeros, el que no esté colocado, que se coloque… ¡y al loro!» o contestar a cualquier persona que se dirigía por escrito o de viva voz a él, con educación pero sin renunciar a su estilo y a su lenguaje.
Destacaría en primer lugar que Tierno Galván como alcalde liberó a los madrileños de la caspa franquista, que iba además aderezada con una cierta tristeza cuasi religiosa, y que abrió Madrid a la modernidad, a la cultura, y la puso en la vanguardia no solo de las ciudades españolas sino también de las europeas. En segundo lugar, resaltaría su proyecto para Madrid de remodelación urbanística de los barrios periféricos acabando con la infravivienda y el chabolismo en aquellos momentos, su apuesta por el futuro con la creación de IFEMA que ha permitido a Madrid estar entre las grandes de los eventos feriales y atraer a millones de visitantes. Algo que no ven hoy los madrileños que fue la remodelación de toda la red de saneamiento con la que exportábamos nuestra contaminación a los ríos de nuestros vecinos, y que simbólicamente se reflejó con la suelta de patos en el Manzanares. Destacaría también su empeño en embellecer y mejorar la fisonomía de Madrid, con dos ejemplos: el derribo del horroroso scalextric de Atocha que impedía ver la estación y la plaza, o el que había en Cuatro Caminos, además de la creación de nuevos parques como el que después llevaría su nombre. Por último su defensa del municipalismo, no solo como concepto sino como organización. Con él compartí la creación del consejo de municipios de Madrid, antecedente de la FMM, él fue además el presidente mundial de las grandes ciudades.
Los getafenses tuvimos el honor de que don Enrique, recién elegido alcalde, diese el primer pregón de las fiestas de Getafe y compartiese con los vecinos el inicio de esas fiestas. Fue un pregón memorable recapitulando la historia del municipio y con su particular forma de hablar, animando a los vecinos a disfrutar de estas fiestas. Un año después celebramos en Getafe con los alcaldes de Madrid, el primer aniversario de los Ayuntamientos democráticos y tuvimos el placer de contar con su presencia, y dos años después, también nos acompañó en unas jornadas sobre resíduos urbanos. Pero por encima de su presencia en la ciudad, como alcalde siempre conté con su aliento, su apoyo, y sus preocupación por el municipio. ‘Prieto, ¿cómo marcha Getafe?’, me decía. Su memoria nos acompañará siempre.
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