Últimos coletazos de este 2015 que se acaba, y que ha sido informativamente vibrante y electoralmente agotador. Se abrió el año con la vista puesta en unas elecciones, las municipales y autonómicas, en cuya precampaña llevábamos casi una eternidad inmersos. 2015 comenzó con una comisión de investigación, la del espionaje al que fueron sometidos empresarios, políticos e incluso funcionarios sobre los que se elaboraron informes pagados con fondos públicos a la empresa Hard News SL y que acabó con PSOE, IU y UPyD llevando toda la documentación a la fiscalía.
Ese escándalo acompañó a otro que tuvo incluso más repercusión: los viajes pagados por Cofely (implicada en la trama Púnica) al alcalde Juan Soler con destino París, provocaron que el PSOE llevara a la fiscalía este expediente, bajo la sospecha de que pudiera haber delitos de cohecho, tráfico de influencias y prevaricación. Un «petardo de viajes» que a Soler le provocaron más de un quebradero de cabeza, además de una comisión de investigación que promete alargarse en 2016. Se le atragantaron también a Soler los más de 150.000 euros en comidas que se hizo público que se había gastado entre 2012 y 2014 y que fueron leit motiv a lo largo de los siguientes meses. Ante la falta de respuesta, lo mejor sacar algún que otro libelo sin firma.
Lo abierto e incierto del resultado, con un Pleno que ya decían las encuestas no iba a permitir sumar mayorías suficientes, convirtió la precampaña en una locura en la que nada parecía lo que era. Ni siquiera el PP se libró de los líos internos: Juan Soler fue revalidado como candidato a la Alcaldía (y también como diputado, condición sine qua non). Fue el partido más votado pero perdió tres concejales, quedándose con 9. Soler tuvo como ‘premio’ ser nombrado también senador.
El PSOE local vivió con calma unas primarias en las que finalmente Sara Hernández fue la única candidata. Los 8 concejales que le convertían en la fuerza de la izquierda más votada que fue suficiente para hacerla alcaldesa.
La candidatura ciudadana de Ahora Getafe, tras su lío de nombres, se lanzó a primarias: Vanessa Lillo, que hasta ese momento era la candidata de IU, las ganó. En su partido la consideraron tránsfuga y la expulsaron del partido. Su mérito fue sacar 7 concejales en su estreno como partido. IU se quedó con un concejal: Javier Santos que fue el que finalmente se presentó como cabeza de la coalición.
Más farragoso fue el periplo de Ciudadanos, que tras múltiples escándalos, expulsiones, gestoras y coordinadores, optó por una decisión salomónica: suspendió primarias y nombró a dedo a Mónica Cobo, una desconocida en la agrupación de Getafe, que ni siquiera puso su cara en el cartel electoral pero que logró dos concejales. «Da igual que pongan a una cabra de candidato», decía la portavoz de UPyD, Esperanza Fernández, que fue barrida por la pujanza naranja y perdió su representación en el Ayuntamiento.
Si dura fue la campaña, no lo fue menos la negociación de la investidura, con pacto firmado ante notario entre PSOE y Ahora Getafe, que duró apenas unas semanas: lo que se tardó en negociar cargos de confianza y sueldos. Pero permitió que por primera vez en la historia de Getafe una mujer fuera nombrada alcaldesa: Sara Hernández cogió el bastón de mando de la ciudad y se alió también con IU que tras mucho pensárselo, entró en el Gobierno. Muchos respiraron aliviados y el cambio de signo municipal fue festejado: era el fin del sectarismo, del insulto permanente, del miedo por los pasillos del Ayuntamiento por parte de los funcionarios… y se abría otra época en la que la participación (con sus más y sus menos) ha sido protagonista con asambleas vecinales, por barrios, sectoriales…
El PSM cambió de nombre en 2015: ahora es el PSOE-M. Y es que el año comenzó con Tomás Gómez a la cabeza de la federación socialista madrileña. Pero duró poco: tras múltiples presiones para que dejase su puesto (infructuosas), Pedro Sánchez decidió dar un golpe en la mesa y cortarle la cabeza. Al frente de la gestora entró Rafael Simancas, que en su equipo acogió a Sara Hernández, hasta ese momento tomasista de pro, pero que, una vez tomada la decisión aseguró que «no podíamos perder tiempo en lamentaciones, había que levantar nuevamente el PSM». Ángel Gabilondo fue el elegido para encabezar la candidatura y muy cerca estuvo de dar la sorpresa y darle al PSOE la presidencia de la Comunidad.
Sara Hernández ascendió sorpresivamente unos meses más tarde, ya en julio, y fue nombrada secretaria general del PSOE-M tras unas primarias un tanto precipitadas que le colocaron entre los ‘barones’ del partido. Un momento delicado que coincidió con una movilización de la PAH que mantuvo una acampada de más de dos semanas a la puerta del Ayuntamiento exigiendo una solución habitacional para dos familias que se quedaban en la calle. Se encontró la solución.
Las elecciones generales trajeron a Getafe a buena parte de los líderes nacionales: Pedro Sánchez abrió su campaña en el municipio; Alberto Garzón la cerró. Y también Pablo Iglesias lanzó su iniciativa de carteros por el cambio en el municipio.
Si lío hubo durante el año con la ejecución de cuentas, que dejó en el cajón más de 1,4 millones en Servicios Sociales, no lo fue menos al final de año, con la negociación de las nuevas ordenanzas fiscales. El delicado equilibrio de poder que se vive en el Pleno municipal saltó por los aires cuando se rechazaron los impuestos presentados por el Gobierno.
Tampoco han vivido un año tranquilo las empresas municipales. LYMA salió a la calle a principios de año harta de la política de contratación que se había llevado, donde se habían gastado 1 millón de euros anuales en aumentar la plantilla de administrativos y directivos con 27 fichajes a dedo. Parte de ellos fueron despedidos al entrar el nuevo gobierno. La acusación de ‘despidos ideológicos’ no tuvo respaldo en el Pleno.
También ha sido el año en el que se han relanzado proyectos como Carpetania II. La Comunidad (después de que la Justicia le obligase a ello) decidió apostar por este desarrollo industrial y presupuestar el dinero necesario para sacarlo adelante. Ha habido proyectos que se han quedado en el camino en este 2015, como el Teatro Madrid, que tuvo que ser paralizado tras los defectos del proyecto que había encargado Juan Soler y que era uno de sus emblemas; sí se finalizó el Mercado Municipal, que abrió sus puertas para una cita como Getafe Negro.
Llegó la justicia para PSG, con la condena del administrador único de la entidad, David Moreno Pingarrón a más de 7 años de prisión y a devolver el dinero a los cooperativistas que entregaron unos 30.000 euros de media por unas viviendas que no se llegaron a construir. También se conoció la sentencia contra los 3 policías de Getafe que persiguieron a unos presuntos secuestradores hasta Madrid, con el resultado final de un fallecido, y que les condena a 15 años de prisión.
En el capítulo de sucesos, destaca un accidente laboral que se llevó la vida de Soraya, trabajadora de LYMA, en un caso que aún se está investigando; y en vilo estuvo el barrio de Las Margaritas con la crisis que hubo con los gitanos rumanos que se habían asentado en la zona y que provocaron diversos enfrentamientos entre los vecinos; ha sido el año en que se ha dicho adiós al cura de La Alhóndiga, Pedro Cid, que falleció en silencio, pero dejó una gran obra a sus espaldas; también conmocionó a Getafe la caída de una niña de cuatro años, Leyre, por la ventana del colegio Concepción Arenal: más de un mes ha estado ingresada, aunque sus padres recibieron la buena noticia de que podía volver a casa en fin de año.