Creo en la importante labor que ejercen aquellos que no gobiernan en una democracia, no creo que esta deba medirse ni en euros, ni en medios económicos ni humanos, y por supuesto, no creo que deba medirse en concejales liberados. La labor de la oposición debe ser fiscalizar al gobierno y proponer modelos alternativos al de quien ostenta la posesión del poder en cada momento.
En Getafe tenemos por primera vez en la historia de nuestra democracia dos concejales en la oposición por uno en el gobierno, cierto es que nuestro sistema “parlamentario municipal” tiene la distorsión profunda que supone la Ley de Grandes Ciudades pero esto no debe impedir realizar correctamente su actuación.
En estos momentos tenemos a una parte de la oposición realmente descolocada, pasar de ser gobierno a oposición es un trago amargo, del discurso de la responsabilidad en la investidura hemos pasado a la sinrazón de las fotografías sin referencia, el efecto boomerang de denuncias que buscan un simple titular de prensa o acusaciones de prevaricación sin fundamento alguno.
No es una posición fácil la suya necesita una renovación profunda de caras, ideas y proyectos para volver a situarse en primera línea, si quiere ser alternativa real en el acceso al poder, sabemos que esto no es sencillo y lleva su trámite temporal, para ello les recomiendo aprender de la travesía por el desierto de los socialistas y avanzar lo más rápido posible al “reconozco los errores del pasado, hemos aprendido de ellos” que durante seis meses expresó donde la quisieron escuchar la entonces candidata socialista.
Otra parte de la oposición se encuentra “abducida” en el recinto del edificio consistorial, enésimo ejemplo de perder la calle, la iniciativa, en un breve, muy breve espacio de tiempo, parece ser que adecuarse al ritmo de los expedientes administrativos conlleva aislamiento, ostracismo, silencio, error. No es una simple cuestión ideológica como los partidistas gustan de jugar, es algo habitual, histórico, lo que en un pleno definió hace ocho años la ex concejal Silvia Uyarra como “pisar moqueta” ha llevado a partidos como UPyD a la desaparición de la vida municipal.
No dudo yo que la falta de conocimiento del funcionamiento a nivel administrativo del Ayuntamiento sea una cuestión importante, pero lo que sí está claro es que esto no puede llevar a una paralización de la actividad política. Llevar la iniciativa en política es fundamental, manejar los tiempos también, no se puede convocar unas jornadas sobre ordenanzas fiscales después de haber “permitido” su aprobación plenaria.
Finalmente nos encontramos el caso de quienes sin cartel, candidato y sin programa llegaron al salón de plenos del Ayuntamiento, desde el profundo desconocimiento de la realidad local partían desde un punto tan bajo que a pesar de “errores” importantes en votaciones han tenido “aciertos” que por inesperados les han situado, al menos, en una correcta valoración de su actividad, ya lo dice el refrán en el reino de los ciegos, el tuerto es el Rey.