Ahora (hay que gobernar) Getafe

Hace un mes que se celebró el acto de investidura del nuevo gobierno municipal de Getafe. Es costumbre hacer un primer examen a los gobiernos cien días después de su inicio pero, en los tiempos actuales, es tal la velocidad a la que algunos quieren hacer correr la política que ese plazo ya no se respeta; al menos en Getafe.

Se hacen juicios en la calle, los hacen los medios de comunicación y también la oposición municipal. Mi interés en este momento es analizar la actuación en ese sentido de esta última, específicamente la de Ahora Getafe (AG) en su labor de oposición en este escaso mes de actuación.

Esta formación política se ha centrado en denunciar con toda la publicidad posible lo que llama “incumplimiento del acuerdo de investidura”. Es decir, la actividad política de AG, según puedo conocer a partir de lo publicado en los medios de comunicación y en su propia página web, se ha limitado a eso: a publicar por todos los medios a su alcance ese supuesto incumplimiento.

No he encontrado ninguna propuesta o actuación de AG orientada a que se cumpla algún otro punto de su propio programa; tampoco a apoyar o criticar al Gobierno municipal por las actuaciones que éste está llevando a cabo en cumplimiento, no sólo del programa electoral con el que se presentó el PSOE a las elecciones, sino del acuerdo de investidura. El Gobierno municipal ha actuado en materia de desahucios, negociación con bancos, apertura de comedores escolares, puesta en marcha de colegios en barrios que carecen de ellos, participación ciudadana… Pienso que a los getafenses que les votaron (y a los que no) es seguro que les interesa conocer la posición que mantienen sus representantes municipales en esas cuestiones. Lo único que he encontrado al respecto, es una coletilla en su página web al comentar el repetido incumplimiento: “…el incumplimiento de estos dos puntos nos hace cuestionarnos si cumplirá el resto de compromisos como el derecho a la vivienda, la paralización de desarrollos urbanísticos, la salida de la Ley de Grandes ciudades o la participación ciudadana”.

Opino que esa observación es muy ajena a lo que debería ser una oposición leal y constructiva que no excluye la dureza siempre que sea necesario. Se hace una suposición sin base alguna sobre asuntos sobre los que aún no ha habido tiempo de empezar a trabajar; y se cubre de maligna sospecha a otros en los que ya se está actuando y consiguiendo resultados.

Y es que, a mi modo de ver, este grupo político aún no ha sabido encontrar su lugar como miembro de una institución, el Ayuntamiento, cuya razón de ser no es otra que gobernar la ciudad. Al equipo de Gobierno le corresponde la gestión directa y la responsabilidad del éxito o fracaso de las actuaciones que lleve a cabo; pero la oposición en general, y el grupo mayoritario de la misma en particular, es responsable de proponer lo que en su programa presentó a los ciudadanos; apoyar aquello que, aunque no sea propuesto por ellos, consideren que beneficia a los getafenses; criticar, con argumentos serios, lo que considere que no es bueno para la ciudadanía. En fin, colaborar en el buen gobierno de nuestra ciudad lo que, a veces, se hace apoyando lo que hace el Gobierno, y otras oponiéndose con toda la fuerza de que sean capaces.

Porque lo que entiendo muy cómodo, hasta el punto que resulta irresponsable, es el planteamiento que me parece que subyace a la forma de actuar de AG hasta este momento: votamos a favor de que Sara Hernández y el PSOE gobiernen en minoría y, una vez que hay Alcaldesa y Gobierno, se acaba nuestra responsabilidad, nos olvidamos de que hay una ciudad que gobernar y unas personas a las que atender diariamente porque lo único que nos interesa es resaltar, con ocasión o sin ella, lo mal que lo hace el Gobierno (aunque lo haga bien, eso no importa; no vamos a permitir que la realidad nos estropee nuestra estrategia).

A Ahora Getafe le ocurre como a Podemos, que como “lleva en su ADN ideológico la negación de los fundamentos de la democracia representativa, la mera participación en un juego que han estado denunciando como una innoble pantomima no solo significa una flagrante contradicción con sus propios principios, sino que, paradójicamente, viene a reforzar el carácter democrático del sistema objeto de sus   críticas”. Esta cita pertenece a un artículo de Manuel Ruiz Zamora (“La política de las almas bellas”. El País, 9 de julio de 2015), cuya lectura recomiendo, especialmente a los concejales de AG. Este es el problema: ¿cómo se pasa desde la plaza en que se critica todo (siempre con toda la razón pero, en muchas ocasiones, sin argumentos serios y, casi siempre, sin medios para resolver) a la institución en que se ha de gobernar, es decir, encontrar soluciones a los problemas que se denunciaban? Nadie, yo no lo haré, puede exigir que se deje la ideología en la puerta, pero es necesario ser consciente de que para construir no basta con colocarse a la sombra detrás de la valla y criticar a los que aguantan la solanera y corren el riesgo de equivocarse mientras construyen.

Tampoco se debe olvidar que, si AG se decide a actuar responsablemente como oposición, puede ocurrir que algunos de sus votantes, los que Ruiz Zamora, siguiendo a Goethe y a Hegel, llama “almas bellas”, se sientan decepcionados e, incluso, defraudados. Pero esa es la cuestión que han de plantearse los concejales de AG y su dirección puesto que se presentaron a unas elecciones en el marco de una democracia representativa: seguir instalados en la crítica y la protesta, o aprovechar la ocasión que los ciudadanos que les votaron les han dado, es decir, participar en el gobierno de la ciudad desde el puesto que les ha tocado.

Pienso que la ciudadanía, los que les votaron y los que no, preferirían que hicieran lo segundo.

 

Redacción Getafe Capital

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