La desaparición definitiva de la edición impresa de GETAFE CAPITAL es un triste capítulo más de la sangría que está sufriendo la profesión periodística por la crisis y el auge imparable de internet, donde seguirá este medio en contacto con los vecinos.
El periódico GETAFE CAPITAL con sus filias y fobias, como todos, se había convertido en un referente de la información local provocando debate, contando historias y dando a conocer las gentes de esta ciudad, durante sus catorce años de difusión. La ceremonia de sus premios anuales es un reflejo de la pluralidad de la sociedad getafense y es una cita ineludible para palpar la evolución de la ciudad.
Desde sus páginas, con profesionalidad, han ejercido el derecho esencial a la libertad de expresión a pesar de que algunos no lo hayan entendido así, desde el poder municipal, con decisiones injustas y caprichosas contra este medio.
Los periódicos no tienen por qué gustar a todo el mundo pero si nadie ejerce la labor de control de los poderes públicos, estos pueden comportarse con total impunidad.
Para los que hemos crecido leyendo en el soporte de papel está asociado a una lectura sin prisas, reflexiva, un ritual gozoso de acariciar con las yemas de los dedos y elegir, mientras se saborea un café o una cerveza.
En cambio, en la sociedad digital aunque contribuye a democratizar la información, existe mucho ruido y es una jungla caótica, donde se mezcla todo y se pierde calidad.
Leer es un reto de agudeza intelectual que ayuda a hacernos mejores ciudadanos, más informados y con libertad de criterio, para lo cual es aconsejable cotejar las noticias con otros medios para obtener una opinión forjada con nuestro criterio.
Periódicos como GETAFE CAPITAL son necesarios para el debate político, pues sus textos se pueden leer y no dejan indiferentes, acercando las noticias de la ciudad, ésas que los medios nacionales prescinden de ellas salvo escándalos o catástrofes.
Arturo de la Cruz, periodista y Cronista Oficial de Getafe
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