El bipartidismo está roto y el tiempo dirá si se ha transformado en un bipartidismo de bloques. Aunque el voto sea cambiante, las encuestas volátiles y la tendencia de hoy no sirva para mañana, una realidad se alza sobre las demás: el ciudadano hoy no quiere mayorías. Ese es el gran cambio que afronta el país en general y Getafe en particular. Los casos de corrupción y la crisis acuciante que aún no dejan de sentir los vecinos, pueden estar en el trasfondo de una realidad que va a conformar ayuntamientos en los que cambian las reglas de juego. No se puede seguir gobernando Getafe con la arrogancia, el desprecio a los representantes políticos y a las organizaciones sociales, y la chulería con la que lo ha hecho Juan Soler estos cuatro años. Eso sin olvidar la falta de transparencia en la contratación pública, en la información sobre los gastos o en el uso torticero de la publicidad institucional como arma de presión.
El vecino pide diálogo, exige acuerdos, necesita transparencia. Y va a ser necesaria mucha altura política. Las elecciones del 24 de mayo pondrán las cartas sobre la mesa, pero luego son cada uno de los líderes de las formaciones los que tendrán que hacer un ejercicio de democracia, de diálogo y de aperturismo desconocido hasta el momento. Ese será su verdadero examen.
No es tiempo de ocurrencias, de cambios apresurados del sistema electoral. El debate está abierto, pero no debe someterse a las urgencias electorales de unos y otros. Las elecciones a doble vuelta, la posibilidad de que gobierne el partido más votado, las listas abiertas… todo es susceptible de ser valorado, explicado, y sobre todo, consensuado. Hoy por hoy, las reglas del juego son las que se han marcado y no es tiempo de apresurar estos debates.
En Getafe, como en tantas otras ciudades, ni siquiera será posible un pacto a dos bandas. El escenario que dibuja la encuesta que Celeste-Tel ha elaborado para GETAFE CAPITAL (PP-10, PSOE-8, Ahora Getafe-4, C’s-3, IU-2) impide acuerdos únicamente entre dos formaciones: habrá que ir más allá y el que sea investido alcalde o alcaldesa tendrá que conseguir el apoyo de tres fuerzas. En este momento, solo la unión PSOE, Ahora Getafe e IU tendría fuerza para gobernar.
Hay que perder el miedo a los pactos, que tienen que estar regidos por la transparencia y enmarcados en un programa que sea un contrato con el ciudadano. Abrir el abanico de partidos políticos permitirá también una mayor transparencia, un incremento del control de lo que se hace con el dinero público. Sigue habiendo demasiado miedo a que los votantes sepan, conozcan y juzguen. Se prefiere un electorado apático, manejable, sobornable por prebendas de última hora, o al menos es la sensación que queda en Getafe tras la concienzuda preparación del Gobierno de Soler de estas últimas semanas preelectorales.
El ciudadano tiene memoria, es crítico, o al menos debe serlo. Es su futuro lo que se pone en juego en las próximas elecciones. Es el modelo de ciudad, de Ayuntamiento que se quiere, el modo de pasear y de vivir el municipio, el cómo crecer y sobre qué base asentar ese crecimiento, es saber dónde crear y cómo hacer brotar el empleo y poner las bases para que florezca. Hoy el ciudadano sabe que la política, aunque le domine el hartazgo y la desilusión, sí importa. Y participar de la política sí importa. Ahora, solo falta que los líderes políticos estén a la altura.