«Desde un primer momento percibió que la gerente, doña María Luisa Gil Madrigal, intentaba establecer con él un contacto más íntimo y afectivo de lo que puede considerarse normal entre un jefe y su empleado». Así narra Juan Manuel Herrero, adjunto a la gerencia de GISA, sus primeras relaciones con la que sería su jefa durante los años siguientes. Unos requerimientos a los que «accedió con el fin de evitar cualquier tipo de conflicto laboral, sin embargo, al hacerse esta relación cada vez más absorbente e invasiva intentó poner límites». Ahí comienza el presunto acoso laboral que Herrero ha querido poner en conocimiento del juez, denunciando la vulneración de su derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen y exigiendo una indemnización que cuantifica en 120.000 euros.
Una de las primeras medidas que tomó Marisa Gil, persona de confianza del alcalde Juan Soler, al llegar a la dirección de GISA fue subirle el sueldo a su adjunto. Juan Manuel Herrero gozaba en esos momentos de la confianza de la gerente, algo que cambió radicalmente con el paso del tiempo. Hasta tal punto que recibió la «orden de abandonar su despacho de un día para otro, bloquear el acceso de su ordenador a la cuenta de gerencia, privarle de funciones y competencias propias de su cargo, humillarle delante de sus compañeros…», según se cita en la denuncia.
Una situación que le llevó, en noviembre de 2014, a acudir a los servicios médicos y solicitar la baja, que le fue concedida por «un trastorno adaptativo secundario a situación vital estresante (acoso laboral)». El presunto acoso no cesó en ese momento, ni siquiera con la salida de la gerente de la empresa municipal a finales de 2014, apenas unas semanas después de estos hechos. En abril de 2015, Marisa Gil iniciaba una serie de mensajes en su cuenta de Twitter ‘acusando’ a Herrero de que: «Estás de baja en GISA y haces campaña en Madrid? 3000 € de Getafe por el morro» y adjuntado fotos del demandante en actos del PP o con amigos. «No estará tan enfermo», «sale de fiesta», «no tiene cara de enfermo», eran algunos de los tweets que dejó en su perfil y citando a entidas como FREMAP o el PP de Madrid, dando a entender que se trataba de una falsa baja por enfermedad. Incluso envió alguno de estos mensajes a GETAFE CAPITAL.
Fruto de estos mensajes se produjo «un agravamiento de su patología», según el parte médico que se adjunta a la denuncia. Al conocer estos tweets «reacciona con rabia, falta de aire, lloros, no quiere salir a la calle, cree que le están vigilando y que todo lo que hace está mal; lleva estos dos días sin dormir. Refiere que todo lo relacionado con la persona le da asco, ha dejado de relacionarse con antiguos compañeros del trabajo pues piensa que todos están en contra de él y la apoyan a ella», se cita en el informe ambulatorio. Incluso llega a interponer una denuncia en comisaría advirtiendo de estos hechos. Ahora serán los tribunales los que tengan la última palabra.