Ha puesto una denuncia en comisaría, aunque no quiere hacer aclaraciones al respecto. “No voy a hacer declaraciones, ni a explicitar ningún término de la denuncia, ni siquiera contra quién va dirigida”. La concejala Carmen Plata, dolida y visiblemente afectada, quiere marcar distancias con la legislatura que ha vivido en el municipio y con su enfrentamiento con el alcalde Juan Soler que ha tenido su último (o penúltimo) capítulo días antes de conocerse la lista que presentaría el PP, en la que era obvio que no estaría Plata. Sin mediar ninguna comunicación a tenor de cómo reaccionó la afectada, le quitaron móvil, ordenador y despacho. Cambiaron la cerradura del pequeño cubículo que le habían cedido en los últimos meses para poder seguir trabajando. Empleados municipales la vieron acudir acompañada de la policía a la puerta de su despacho, donde se pudo comprobar que su llave no funcionaba. Hacía algunos días que operarios municipales habían vaciado el lugar de trabajo de la edil. Incluso se le advirtió en la puerta del Ayuntamiento de que carecía de despacho. Había sido expulsada de facto del Consistorio, aunque aún restaban algunas semanas de legislatura.
“Soler no hace prisioneros”. Es una consigna que conocen bien los que rodean al regidor, cuya enemistad con Carmen Plata se fue acrecentando con el paso de los meses. De ser responsable de Vivienda y Personal, e incluso ocupar una de las Tenencias de Alcaldía, pasó luego a llevar la Concejalía de Deportes. A partir de ahí comenzó su caída en desgracia con el alcalde Juan Soler, que le fue desposeyendo de sus carteras hasta quitarle incluso el sueldo. Ha sido la única concejala de Gobierno que se ha tenido que reincorporar a su puesto de trabajo. Eso fue hace dos años, en el ecuador de la legislatura. Carmen Plata desde entonces ha dimitido también de los consejos de administración de las empresas municipales en los que aún permanecía al considerar que existía “una falta de información” a los consejeros. Los desencuentros han llegado hasta el último Pleno, donde la ausencia de Plata en uno de los puntos permitió que la oposición sacara adelante una de sus propuestas. Quizá esa fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Soler y decidió emprender la última acción contra ella.
Los otros desheredados
Otros dos concejales además de Carmen Plata, no repiten en la candidatura de Juan Soler. Manuel Ortiz, portavoz del grupo popular, y también alejado del círculo del alcalde sobre todo tras el incidente con el antiguo cargo de confianza Rafael Salazar, que fue despedido por Soler, pero a quien Ortiz defendió en su declaración ante el tribunal. La salida del concejal de Presidencia ha sido en dirección a Majadahonda, donde ocupará el puesto número 4.
Peor le ha sentado a José Luis Casarrubios no volver a ser concejal. “Finiquité mi relación laboral (extinguí voluntariamente mi relación laboral, con la empresa más importante de este país) para dedicarme a Getafe, ciudad en la que llevo los 58 años que tengo, pensando en dos legislaturas de gobierno y llegar a los 62 y jubilarme. No ha sido posible, no lo ha querido quien tiene el poder de hacer un equipo”, escribía amargamente en Facebook a pesar de que aseguraba que “no hay rencor”. Tras los desencuentros iniciales de dos caracteres muy diferentes como Casarrubios y Soler, en las últimas fechas, el edil de Seguridad y Transportes, se había acercado mucho al regidor, quizá buscando un sitio en la lista. No ha sido posible.
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