María Rolindes, la Lola de San Isidro, y Carmen López de La Alhóndiga, han sido parte importante de la vida de Getafe
María Rolindes, la Lola de San Isidro, y Carmen López de La Alhóndiga, han sido una parte importante del alma de un Getafe que se ha transformado bajo sus pies. Hoy ambas siguen luchando, mujeres como son, para que la ciudad siga creciendo. Tras ellas, cerca de 5.000 mayores comparten andanzas en sus respectivos clubes de mayores. Son mujeres que trabajan por la ciudad, que han sufrido y peleado por Getafe. A las puertas del Día de la Mujer el 8 de marzo, es el momento de reconocer el trabajo de toda una vida.
María Rolindes
y los bailes de la Lola de San Isidro
De padres extremeños, la vida de María Rolindes, nunca fue fácil. “Cuando vino la guerra se llevaron a mi padre” y pasó su infancia entre los puestos del Rastro de Madrid, vendiendo agua, telas… En el año 45 su padre falleció. Por aquél entonces tenía 12 años. Ha trabajado mucho a lo largo de su vida, hasta que un accidente le llevó los dedos de una mano. “Me jubilaron con 40 años”, recuerda. Tras esa dura etapa fue cuando llegó a Getafe. Desde su ventana, entonces se veía campo y San Isidro era los confines de una ciudad.
Aboga por la igualdad entre hombres y mujeres. “Tienen que respetarse los dos. Y hablar, hablar mucho, porque la convivencia es muy mala y para no perjudicarse lo mejor es hablar”. Disfruta con sus pequeñas aficiones: el ganchillo, las plantas… o la petanca. “He ganado muchos trofeos jugando a la petanca”, cuenta. “Todo el mundo vale para algo”, y no entiende cómo alguien se puede quedar en casa sin hacer nada. Cuenta orgullosa que tiene el carné número 6 del club de mayores de San Isidro, del que es presidenta. Hasta hace poco más de un año también ha llevado la coordinadora de mayores “pero ahora ya me pilla muy lejos, y no puedo ir”.
Siempre ha sido muy activa y ha tratado de compensar aquellos años de juventud en que “las mujeres no eran nada. No podíamos ni siquiera bailar. Mi marido bailaba y yo me quedaba mirando”. A lo largo de los años ha bailado todo lo que no pudo de joven. De hecho, es el alma de las reuniones de fin de semana en el Centro Cívico de San Isidro, donde es ya más que conocido “el baile de la Lola”, porque es ella la DJ, la que elige la música. ¿Alguna favorita? “Me encanta el vals de Y nos dieron las 10 de Sabina”, confiesa. Ahora que las piernas ya no le responden tan bien, disfruta viendo como el salón se llena los sábados con su música. Las meriendas que organizan o las partidas de cartas que en las que comparten mesa, son algunos de los entretenimientos que proponen.
Carmen López,
la alcaldesa de La Alhóndiga
“La mía no es una vida para contar. Solo sé que hemos trabajado mucho”. Carmen López vino a Getafe hace ya 45 años y en seguida comenzó a involucrarse en el tejido asociativo del municipio. Primero en las AMPA del colegio Los Ángeles en Juan de la Cierva. “Me vine a Getafe por el trabajo de mi marido, cuando mis dos primeros hijos eran pequeños y aquí echamos raíces”. Adaptarse al Getafe de los años 70 no fue fácil, pero ahora no se arrepiente. “Aquí tengo mis amistades, mi gente, me conoce todo quisqui. Puedo protestar y a veces me hacen caso”. Porque si algo caracteriza a la alcaldesa, como muchos la llaman, es su desparpajo al hablar. No tiene pelos en la lengua, ni miedo a decir las verdades a la cara. Es el tormento de los políticos que han pasado por el Ayuntamiento a los que no ha tenido problemas para reclamarles aquello que ha necesitado, sea un frigorífico para la asociación o un ordenador.
Siempre ha sido inquieta, y se conoce los barrios de Getafe al dedillo: no en vano ha vivido en Juan de la Cierva, en San Isidro y ahora en La Alhóndiga. Nunca ha sido indiferente a la política, pero nunca ha querido ningún carné. “Así soy libre de decir lo que me dé la gana. Así no me echa nadie”. Se involucró en las huelgas de los años 70, se encerró en Juan de la Cierva para “evitar que nos pusieran ahí la policía, queríamos un centro cívico” y “he tenido mis peleíllas con Pedro Castro. A veces he hecho examen de conciencia, y yo no hubiese aguantado lo que le he dicho”. En su etapa como trabajadora de LYMA montó el sindicato CGT dentro de la empresa.
Desde hace 7 años es la presidenta del club de mayores de La Alhóndiga. Detrás, 3.000 socios la avalan en su puesto. Dos veces al mes, organizan el baile y también sus torneos de cartas. De vez en cuando alguna merienda, y también algún viaje “que nos pagamos nosotros”. El presupuesto con el que cuentan que no llega a 5.000 euros no da para mucho más.
Ha intentado durante toda la legislatura reunirse con el alcalde. Y algún que otro altercado ha tenido por no recibirla. “No tiene narices a ponerse delante de mí. Han hecho lo posible para que me fuera de La Alhóndiga”, pero no lo han conseguido. Subió al escenario en las últimas fiestas de La Alhóndiga para dar el pregón. “Me pidieron el pregón por escrito. Haré con el pregón lo que me dé la real gana”, les dijo. “Usted podrá ser alcalde pero no le gusta Getafe. No vamos a ceder nuestras fiestas”, dijo ya en el escenario. Carmen nunca ha tenido miedo de hablar.
Último informe de Cruz Roja España respecto a la situación de la mujer